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¿Fondos Buitres o Fondos Humanos?

Lo sucedido en estos días  con los fondos buitres pone en evidencia el gobierno de la sinrazón en el mundo, y en cualquier caso presagia situaciones difíciles por venir, para la Argentina y para el resto de los países en situación parecida. Si no hay una reversión del triunfo de los buitres habrá que determinar si estos entes son producto de una nueva fase de desarrollo del sistema capitalista o parte de una tendencia hacia la implosión del mismo.

 

Por Raúl Lemos*

(para La Tecl@ Eñe)

Entre tanto argumento con razón y razones que atacan la maniobra judicial de los fondos buitres, que conforman una especie de cubo con caras que se entrelazan cuando se las aborda, conviene intentar una disección del conflicto que nos permita interpretar en su simpleza la identidad madre de la cuestión.

 

Además, al tratarse de algo que excede lo ordinario por su amplificación tanto geográfica como política y la carencia de una legislación única, hace que las premisas sean múltiples y variadas y es necesario cierto rigor en la caracterización de ellas para poder formular un juicio de valor.

 

Como en todo, los argumentos se pueden clasificar conforme distintas jerarquías y una de ellas, que deviene de su funcionalidad, es la razón de ser de algo dada por el encadenamiento lógico de las premisas que lo anteceden.

La primera cuestión entonces que se debe determinar es para qué existen en el mundo entidades que se llaman fondos buitres, y vale afinar este concepto pues de lo que se trata es de establecer el fundamento cultural de su existencia, aún antes que las finalidades verificables que se correspondan con una mirada conspirativa del orden financiero mundial y los modos de dominación. Y esa razón simple y básica conforme la apariencia de su creación, es la de obtener una ganancia económica.

Esta motivación es la misma que la de un comprador de títulos de la deuda pública de un país, repactados o no, para obtener un beneficio con esa adquisición. En suma, una especulación financiera  que lleva implícita la eventualidad de un default del país en el que se invierte.

 

Desde este punto de vista son pretensiones similares, aunque la resignificación de esta similitud sobreviene cuando se incorporan como premisas otras consideraciones.

 

El beneficio buscado cuando un inversor compra papeles de deuda emitidos por un país se presupone mutuo, pues le conviene al inversor, por el eventual incremento de lo que invierte al computar los intereses, y también al país que recibió los fondos del conjunto de esos interesados para salvar o mejorar su economía.

 

La primera de las premisas, que adentran la cuestión en el terreno de lo anómalo, surge al tratar de determinar a partir de qué momento en la dinámica de la operación aparece el holdout. Y ese instante es posterior a la existencia de una deuda y de un inversor, por lo que sin éstos últimos aquel no existiría, lo que conduce con la velocidad y la precisión del láser a la primera de las conclusiones: los fondos buitres son un elemento accesorio y no principal de la operatoria de refinanciación de deudas internacionales, que la economía mundial ha diseñado con alcance planetario, para buscar una salida a graves circunstancias de un país y cuyos efectos tienen necesariamente alcance global.

 

Es importante resaltar esto último, porque puede haber reestructuración de deudas públicas sin fondos buitres, pero su inversa no es exacta: sin estos procesos los fondos buitres carecen de sentido en su razón medular.

 

La segunda premisa esta dada por el sentido de las acciones que se emprenden en tal o cual sentido y si bien a nivel internacional la legislación es mas difusa en general, en toda organización humana reglada por normas, empezando por los países, el objeto de los contratos o acuerdos deben ser posibles. En  nuestra legislación, con relación al objeto de los contratos, se consigna que además de su licitud….”la prestación en que consiste la obligación y el bien que es objeto de ella, deben ser posibles”, y esto es tanto física como jurídicamente.

 

En el salvataje financiero de una nación, está implícita esa licitud y esa factibilidad en el desahogo financiero que ésta logra y en la ganancia legítima de los acreedores mediante la repactación de la deuda. Y eso, aún aceptando que la transmisión posterior de esos títulos caen, como se señaló antes dentro del marco del negocio especulativo.

 

Si revisamos el fundamento formal de un holdout, nos encontramos con una rara avis  con dos finalidades. Una inmediata, que es hacerse de papeles de deuda a bajísimo costo con posterioridad a una cesación de pagos estadual, para realizar con posterioridad una asimétrica y desproporcionada ganancia y careciendo de alguna utilidad u objeto, directo o conexo, socialmente valioso. Y otra mediata, que es la inexorabilidad de la alteración estructural de una negociación a riesgo de hacerla fracasar fácticamente, entre un país y sus acreedores, lo que torna imposible la satisfacción pari pasu de todos los acreedores, como se ve en el caso de Argentina. Todo ello sin considerar la alteración y el perjuicio al sistema de acuerdos internacionales en torno al tratamiento de las deudas públicas.

 

Cabe entonces preguntarse, ¿cómo es posible que un ente que no es parte esencial en la conformación de un acuerdo para superar una situación extraordinaria de un país, cuyo único sentido es realizar una ganancia excesiva finalmente imposible en condiciones de simetría, pagando una suma exigua, y que importa potencial o efectivamente para su éxito el quebranto de una nación, comprometiendo el destino de millones y millones, puede en principio lograr su objetivo?

 

Y es en este punto, en que se advierte que el fondo buitre, a pesar de ser el factor desencadenante, cede en su rango de importancia pues quien validó su obrar fue la totalidad el sistema judicial norteamericano, incluida su corte, aún en disidencia con su propio gobierno.

 

Lo que ha sucedido en estos días es el gobierno de la sinrazón en el mundo, y en cualquier caso presagia situaciones difíciles por venir, para la Argentina y para el resto de los países en situación parecida, si no hay una reversión de ese camino.

 

Si esto no sucede, y analizados estos eventos con la lupa puesta en los intereses geoestratégicos globales, habría que determinar si estos entes que parecieran emerger sustituyéndose en el sitial de los otrora todopoderosos estados de Europa y America del Norte, son producto de una nueva fase de desarrollo del sistema capitalista o parte de una tendencia hacia la implosión del mismo, a la par del sostenido desarrollo y la expansión comercial del país de Oriente con mayor cantidad de habitantes del planeta. En cualquier caso estamos ante un cambio de paradigma.

 

El problema adicional, y no menor con la denominación de buitre, es la asociación que se hace de la conducta llevada a cabo por seres concientes incluido el sistema legal de la primera potencia mundial, Estados Unidos de América, con el comportamiento de un ave cuya singularidad, salvo raras excepciones, consiste en esperar a que la presa de la que se van a alimentar haya muerto. En cambio, estos fondos que apropiadamente deberían llamarse humanos por el lugar en el que caen, en medio de la dramática emergencia, a veces de naciones pobres y expoliadas, persiguen sin excepción asestar el golpe de gracia que cause la muerte, la miseria y el dolor a expensas del que luego se van a alimentar.

 

* Miembro fundador e integrante de la Mesa Provincial del Partido Solidaridad e Igualdad.

 

 

 

 

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