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Nisman y el nihilismo político de Carrió

Autor: Víctor Castillo 

El caso del fiscal Alberto Nisman ha abierto una vez más el interminable debate entre virtudes públicas y morales privadas. Con la publicación de las fotos del fiscal se produjo el desplazamiento hacia zonas íntimas.  Entonces, La política sólo puede entenderse en términos morales entre corruptos e impolutos. En ese movimiento hacia colisiones éticas Elisa Carrió apela a la inversión de un precepto jurídico: todos son corruptos hasta que demuestre los contrario.

 

Por Marcos Mayer*

 

(para La Tecl@ Eñe)

Las fotos de Nisman y la omnipresencia mediática de Lilita Carrió comparten un clima de época. En el caso del fiscal, se ha abierto una vez más el interminable debate entre virtudes públicas y morales privadas.

 

La difusión de imágnes en las que se lo ve con chicas de alquiler son usadas para descalificar una denuncia que ya se caía por sí sola.

¿No debería ser su calidad profesional lo único sobre lo que valdría la pena detenerse?

 

Pero el desplazamiento hacia sus zonas íntimas –acompañadas de denuncias post mortem de malversación de fondos- delata un estado del debate político, que encarna como nadie la dirigente chaqueña.

 

La política sólo puede entenderse en términos morales, no se trata de conflictos de poderes sino de colisiones éticas, entre corruptos e impolutos. En la mirada de Lilita, todos son corruptos hasta que demuestren los contrario y su función es ponerlos en evidencia. Las pruebas necesarias son para ella un detalle menor. Esto crea una ilusión con destino de éxito: que estamos hablando de política, discutiéndola, cuando en realidad estamos hablando de las conductas de las personas, que pertenecen a otros ámbitos.

 

Así, para la oposición toda decisión de gobierno está inspirada en una ambición personal – de allí que la Cámpora se haya ido transformando en un epítome de la ambición personal y de los dobleces morales. Desde  el oficialismo se agitan los trapos sucios de opositores como forma de minar sus argumentos. Hay una ecuación difícil de probar en el caso de Nisman: que la endeblez de sus argumentos está vinculada de manera directa con sus corruptelas y apetitos sexuales.

 

Tengo la sensación de que en el barro moral todo se empantana.

 

* Periodista

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