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Nada es definitivo

La historia no es una sucesión de fotos. Es una película  y es lo que debe llevar al analista político y al historiador, a buscar el hilo de Ariadna: las corrientes subterráneas que le dan sentido o no a los hechos que aparecen como invertebrados. Sus hitos no pueden analizarse con una mirada bilardista. En el triunfo anida la derrota y en el fracaso se esconde la victoria. Por ello nada es definitivo

 

 

Por Hugo Presman*

(para La Tecl@ Eñe)

Los conceptos de victoria y derrota son por lo general provisorios y raramente definitivos. En los sesenta y parte de los setenta, distintos triunfos sobre el capitalismo, la irrupción de gobiernos populares que lo mejoraban (Juan Velazco Alvarado, Juan José Torres, Salvador Allende, Juan Domingo Perón, entre otros) junto con la independencia en África de distintos países de las antiguas metrópolis (Argelia, El Congo); el triunfo del pueblo vietnamita sobre Francia y Estados Unidos sucesivamente; la Revolución Cubana, etc., alentaron la convicción de una marcha irreversible hacia un mundo más justo.  Luego en los ochenta y los noventa la reacción conservadora derrumbó a la Unión Soviética, y su rápida desintegración con el símbolo de la caída del Muro de Berlín, alentó la posibilidad del triunfo definitivo del capitalismo como etapa final de la humanidad, traducida en la peregrina teoría del fin de las ideologías. La realidad fue muy distinta: el mundo se desequilibró mucho más y la falta de competencia real e ideológica llevó al propio capitalismo a desmontar buena parte de sus amortiguadores sociales liquidando el estado de bienestar y a derogar parcial o totalmente legislaciones sancionadas en beneficio de los trabajadores. Las piedras del Muro de Berlín se reinstalaron en los países sometidos a las políticas neoliberales. 

 

Todo esto es una clara demostración que la historia de la humanidad es sinuosa, con marchas y contramarchas, con flujos y reflujos; y que con ojo de lince es posible avizorar en una actual derrota, futuras victorias tales como la incorporación a la conciencia universal de banderas levantadas que fueron en principio derrotadas pero que con el tiempo volvieron a flamear; o al revés,  a partir de  un claro triunfo ir deslizándose en el transcurso del tiempo a ser una máscara deforme de los principios y sustentos que condujeron al triunfo. 

 

Enumeraré unos pocos ejemplos de una lista interminable.  

 

Los mártires de Chicago

 

 

La Federación del Trabajo de los EE.UU, dirigida por socialistas y anarquistas estableció en el IV Congreso que fijaba como fecha límite para reducir la jornada laboral a 8 horas el 1ª de Mayo de 1886. Hubo manifestaciones y choque en Chicago, por entonces la segunda ciudad del país. 

Durante una de esas manifestaciones en contra de la brutal represión de una reciente huelga, una bomba provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, fueron detenidos cinco manifestantes y llevados a juicio. El fiscal pidió al juez: “Castigue a estos hombres, haga un ejemplo de ellos, cuélguelos, y salve a nuestras instituciones”.  Para el diario La Prensa de Buenos Aires el pedido de la jornada de 8 horas era “Indignante e irrespetuosa, delirio de lunáticos”. El escritor uruguayo Eduardo  Galeano lo recuerda así: “Les espera la horca. Eran cinco, pero Lingg madrugó a la muerte haciendo estallar entre sus dientes una cápsula de dinamita. Fischer se viste sin prisa, tarareando "La Marsellesa". Parsons, el agitador que empleaba la palabra como látigo o cuchillo, aprieta las manos de sus compañeros antes de que los guardias se las aten a la espalda. Engel, famoso por la puntería, pide vino de Oporto y hace reír a todos con un chiste. Spies, que tanto ha escrito pintando a la anarquía como la entrada en la vida, se prepara, en silencio, para entrar en la muerte. Los espectadores, en platea de teatro, clavan la vista en el cadalso. Una seña, un ruido, la trampa cede... Ya, en danza horrible, murieron dando vueltas en el aire.” Otros dos fueron condenados a prisión perpetua y uno a quince años de trabajos forzados. 

La  mirada corta diría que los Mártires de Chicago fueron derrotados. Sin embargo la bandera de las 8 horas de trabajo (un mártir por cada hora de trabajo diario) se impuso, más allá de los retrocesos actuales y su violación en muchos lugares del planeta. Está incorporada a las grandes conquistas sociales; y quien la viola está fuera de la ley.  En 1899 durante el primer Congreso de la Segunda Internacional Socialista, realizado en París, se decidió que el 1ª de Mayo fuera el Día de los Trabajadores en homenaje a los condenados.

 

Eso se conmemora en casi todo el mundo. EE.UU. es uno de los pocos países en que tal conmemoración no se realiza en esa fecha. 

 

Revolución Francesa

 

La surgente burguesía francesa decidió tomar el gobierno, ya que no le alcanzaba con el poder económico que detentaba. Necesitaba del apoyo de las capas humildes de la población. Enarboló, entre la sangre y el fuego, sus tres banderas históricas: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

En la Francia actual y en buena parte del planeta, esas banderas están arrastradas en el fango. Aquella victoria económica se ha perpetuado y consolidado a través del tiempo. Sin embargo los símbolos de la Revolución Francesa, más allá de su falta de aplicación, están incorporados a la conciencia universal y sus permanentes omisiones y violaciones constituyen deméritos para los gobiernos.

Revolución Bolchevique

La revolución de octubre de 1917 significó una apertura a un optimismo que sacudió a una parte del planeta al tiempo que aterrorizaba al poder económico. Estableció un marco de referencia y un faro planetario. Un triunfo que en el curso de su desarrollo se fue opacando, y en algunos casos terminó siendo la contracara de lo prometido. Se derrumbó al cabo de más de siete décadas y hoy se han borrado la mayor parte de sus huellas en Rusia, donde la irrupción capitalista adquiere ribetes de revancha. Ahí donde hoy hay mucho más presencia de “Pedro el grande” que de Lenín. Allí donde en algún momento hasta fue prohibido –aunque parezca mentira- el Partido Comunista en las postrimerías del siglo XX.

Sin embargo, los ideales de la esperanzadora Revolución de Octubre no han sido enterrados y en cuanto permanezcan, la derrota nunca será definitiva.

Guerra de Vietnam

Su lucha fue admirada mundialmente. Derrotaron al tercer ejército del mundo y luego al primero, en una contienda con un poder de fuego increíblemente desfavorable. Se arrojaron sobre su territorio más bombas que todas las lanzadas sobre Europa durante la segunda guerra mundial. Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap fueron nombres en los cuales se sintetizó la lucha de un pueblo con una capacidad de lucha admirable. Expulsado el invasor, él mismo ganó la paz. Las inversiones norteamericanas triunfaron ahí donde las Fuerzas Armadas invasoras fueron derrotadas. Un símil de nuestro país e Inglaterra, donde se rechazaron las invasiones de 1806,1807, 1838 y 1854 y luego el capital inglés, productivo y financiero, nos condenó durante muchas décadas a ser una semicolonia británica.

 

 

Gueto de Varsovia

 

Eran muchachos que no llegaban a los treinta años. Su líder, Mordejai Anielewicz sólo tenía 24 años. Poseían unas pocas armas ingresadas a través de las cloacas de la capital polaca. Sabían que más temprano que tarde terminarían en las cámaras de gas de los campos de concentración. De los 350.000 habitantes del gueto sólo quedaban 60.000. Decidieron morir con las armas en las manos para levantar un hito de dignidad en medio del horror. Fue el 19 de abril de 1943. Al día siguiente era el cumpleaños de Hitler. La comandancia envió los tanques prometiéndole a Hitler que como regalo de cumpleaños arrasarían ese día con el gueto y los insurrectos.  Necesitaron tres semanas. Se luchó casa por casa. Resistieron más que los ejércitos de Francia, Holanda o Bélgica. Fueron derrotados y asesinados, pero su sacrificio abrió el camino para que muchos de los judíos sobrevivientes pudieran asentarse en Palestina y participar en la fundación de su estado.

 

El 8 de mayo, Anielewicz, su novia Mira Fuchrer y muchos de los líderes del levantamiento se suicidaron en su búnker ubicado en el gueto, poco antes de que los alemanes ocuparan el edificio de la calle Mila 18, donde se hallaba la sede central de los rebeldes judíos. El 16 de mayo la lucha en el gueto finalizó, si bien algunos insurgentes permanecieron escondidos allí hasta el verano.

Hace dos años visité el lugar. Es casi nada lo que queda. Un monumento de piedras lleva la leyenda: “Tumba de los combatientes del levantamiento del Gueto de Varsovia ... Estas ruinas del búnker de la calle Mila 18 son el último lugar de descanso de los comandantes y combatientes de la organización de combate judía, así como de algunos civiles. Entre ellos se encuentra Mordechai Anielewicz, el comandante en jefe ... En el búnker ... reposan más de un centenar de combatientes, sólo algunos de los cuales son conocidos por su nombre. Aquí el resto, enterrado en donde cayó, nos recuerda que toda la tierra es su tumba." 

Guerra de Secesión

 

En 1861 se inició la guerra de la Secesión en los EE.UU. Una guerra civil que implicaba el enfrentamiento de dos modelos económicos. El Norte industrial contra el Sur algodonero y tabacalero. En sólo cuatro años se impuso el modelo industrial y esa es la explicación por la que EE.UU, menos de un siglo después, se convirtió en la primera potencia mundial. Ahí no hubo alternancia de modelos. 1865 significó el triunfo definitivo del modelo industrial.

Guerras Civiles Argentinas  

 

Es muy ilustrativo que el mismo año que comienza la guerra civil norteamericana concluye la parte confrontativa de las guerras civiles argentinas iniciadas en 1820 y concluidas en la batalla de Pavón en 1861. Luego habría una cacería por casi dos décadas parecida a la que emprendió la dictadura establishment – militar a partir de 1976. Aquella batalla de Pavón determinaría el futuro argentino ante el triunfo del sur agropecuario sobre el norte artesanal.

 

El modelo del sur argentino (la economía primaria exportadora), gobernó como si su triunfo fuera definitivo; hasta 1930 cuando la crisis lo obligó a tomar medidas proteccionistas contra su ideología librecambista. Como consecuencia de ello y contra sus propósitos y deseos, se fue edificando el modelo de sustitución de importaciones en el cual se insertaron como trabajadores industriales los descendientes de los derrotados de las guerras civiles del siglo XIX. Y eso dio origen al peronismo. A diferencia que en EE.UU, aquí hay dos modelos que se alternan en una calesita de avances y retrocesos. Un equilibrio inestable que explican las diferencias significativas con las historia de, por ejemplo, Chile y Uruguay. 

Bolivar y la Unión Latinoamericana

 

La idea de la Nación Latinoamericana está presente en todos los libertadores del siglo XIX. Fue la gran bandera que le costó el exilio o la muerte por asesinato. Posiblemente el referente más persistente fue Simón Bolívar, quien llegó a concretar el Congreso Anfictiónico de Panamá con el objeto de concretar la confederación de estados americanos.

El fracaso de este magno proyecto lo llevó a la desesperanza que exteriorizó cercano a su muerte en su recordada frase: “He arado en el mar”  

Nada es Definitivo

 

La historia no es una sucesión de fotos. Es una película  y es lo que debe llevar al analista político y al historiador, a buscar el hilo de Ariadna: las corrientes subterráneas que le dan sentido o no a los hechos que aparecen como invertebrados. Los 8 mártires de Chicago triunfaron a pesar de su derrota, haciendo que sus muertes no fueran en vano. Un mártir por cada hora de trabajo diario hasta alcanzar las 8 legales. Están incorporados a las legislaciones laborales, más allá de sus frecuentes violaciones.

 

La Revolución Francesa triunfó como victoria de la burguesía y sus principios son un avance en la historia de la humanidad como horizonte a alcanzar. Son posibles aunque se los esconda o bastardee. La Revolución Bolchevique, un triunfo memorable, fue derrotada y en buena parte se autoderrotó, pero ahí está el germen que algún día será retomado esquivando sus grandes errores.

 

La guerra de Vietnam con su triunfo épico, demuestra que no hay lucha perdida de antemano aunque sea tan desigual. Y que la paz, a veces, es más difícil de transitar y mucho más gris, al punto que suele revertir lo que se propuso y por lo que se  luchó entre disparos y bombas. 

 

La derrota de los combatientes del Gueto de Varsovia implicó un hito de dignidad que abrió la puerta a algunos triunfos. La Guerra de la Secesión fue hasta hoy un triunfo definitivo a diferencia de la Argentina donde no hay un modelo con la fortaleza necesaria para imponerse definitivamente sobre el otro.

 

El proyecto derrotado de Bolívar ha sido retomado en el siglo XXI por los gobiernos populares surgidos luego de la devastación neoliberal. Es un tiempo auspicioso pero atravesado por una notable inestabilidad.

Como se puede observar, la historia y sus hitos no pueden analizarse con una mirada bilardista. En el triunfo anida la derrota y en el fracaso se esconde la victoria. Por ello nada es definitivo.

 

*Periodista. Conductor del programa radial “El Tren”, emitido en Radio Cooperativa.

 

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