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Argentina: Sólidos fundamentos de crecimiento y la consolidación del desarrollo como norte.

Más allá de los cantos de sirena de lobbistas y caranchos, Argentina no debe apartar la mirada de su norte estratégico. Y, en ese sentido, podrán las calificadoras de riesgo inventar una figura que dé cuenta de cómo un juez de Nueva York impide a sus legítimos titulares hacer efectivo el cobro de los depósitos que la Argentina realizó en tiempo y forma, pero no podrán detener nuestra marcha hacia el porvenir.

 

Por Fernanda Vallejos*

(para La Tecl@ Eñe)

No es una novedad que hay caranchos fronteras adentro que no se cansan de hacerles el juego a los buitres. Hace pocos días, el director del fondo Fintech, David Martínez, desmintió al diario La Nación al que cuestiona por "manifestar continuamente una coincidente sintonía con los intereses de los fondos litigantes".

 

La posición, clarísima, de este importante empresario que durante la última década ha hecho, desde el fondo Fintech, "inversiones billonarias, y que aclara que se han anunciado públicamente inversiones igualmente importantes - “seguimos trabajando por redoblar este esfuerzo en otros nuevos proyectos en diferentes sectores de la economía argentina"-, me pareció una excelente respuesta al clima de zozobra que se busca generar junto fantasma de un supuesto apocalipsis que llegaría el 30 de julio si Argentina no le pagara a los fondos buitres. Como suele suceder cada vez que los profetas del odio han planteado estas profecías, bastará que transcurran algunos días para comprobar, una vez más, que los pronósticos de terror que se propalan no se verifican en la realidad. Por eso, conviene anticiparse, parar las antenas e indagar sobre si hay razones, más allá de una mezquina intencionalidad política -no con un gobierno, que no sería tan grave, sino con el interés nacional- para que los mismos de siempre revuelvan el río de nuestras expectativas.

 

Argumenta Martínez sobre las razones de su elección inversora por la Argentina: "Esta apuesta consistente, exitosa y de largo plazo en la Argentina se basa en sus sólidos fundamentos de crecimiento, y en el caso de los bonos soberanos reflejan mi juicio de que la Argentina es sin duda uno de los mejores créditos de la región".

 

Sobre la cuestión del litigio con los buitres dice que "este juez ha arrinconado a la Argentina" al mismo tiempo que "el Gobierno ha mantenido una comunicación muy clara y abierta sobre sus posiciones". En cambio, sostiene, "por su parte, los mercados han girado basados en rumores infundados y fantasías de analistas que sólo proyectan su propia lógica y falta de experiencia en una materia tan compleja como ésta", y que "no han puesto debida atención a las posiciones expresadas públicamente por las autoridades". Para que no queden dudas, enfatiza "aunque los mercados financieros padecen momentos de histeria y de alarma cataclísmica, su flexibilidad y capacidad de regeneración son aún más impresionantes. Cualquiera que sea el camino por el que se desenlace este litigio, el proceso de reincorporación de la Argentina a los mercados internacionales será acelerado, ayudado ciertamente por su indiscutible solvencia financiera y la firme y probada voluntad de pago de su Gobierno."

 

Tal como venimos sosteniendo desde el inicio del conflicto con los buitres en el marco del fallo esquizofrénico del juez Griesa, convalidado por el sistema judicial norteamericano que busca empujar a la Argentina a la trampa de voltear nuestra exitosa reestructuración de deuda soberana, para reinsertarnos en la lógica del endeudamiento externo, condenándonos a sucumbir ante la "tumba financiera" del drenaje permanente de nuestras riquezas -como durante la mayor parte de nuestra historia- hacia el exterior para alimentar un anarco-capitalismo financiero en decadencia, hoy el país está exento del peor riesgo que podría correr y que no es otro que el de la genuflexión política de gobiernos sometidos. "Esta Presidenta no va a firmar nada que ponga en riesgo el futuro" afirmó Cristina, ratificando la férrea defensa de la soberanía nacional y de las capacidades autónomas de consolidación de nuestro propio desarrollo, cuyas bases hemos asentado firmemente y con esfuerzo a lo largo de los últimos once años. Por eso, el gobierno nacional y la inmensa mayoría de argentinos de bien que sintetizan los sueños de una Patria justa, libre y soberana, estamos empeñados en seguir avanzando hacia el futuro. Y ese futuro es uno donde terminemos de consolidar nuestro desarrollo industrial, desplegando plenamente las enormes potencialidades del conjunto de sectores estratégicos de nuestra economía, en el marco del fortalecimiento de la integración latinoamericana y de la reconfiguración de un "nuevo orden para vivir bien" en un mundo que vuelve a ser multipolar.

 

Para ser concretos: no hay razones para el dramatismo que se propala. Como afirma David Martínez, "si ocurriera el «default» tan comentado, la cotización de mercado de ciertos valores podrían verse afectados en el corto plazo, pero eso no cambiaría en nada los fundamentos de las inversiones". O, como sostuvo oportunamente el doctor Ferrer, "si el negocio es bueno, las inversiones seguirán viniendo". Y es esto, precisamente, lo que sucede en la Argentina. Las visitas del presidente ruso, Vladimir Putin, y chino, Xi Jinping, terminaron de cristalizarlo, por si a alguien le cabían dudas, con las decenas de acuerdos que se suscribieron.

 

De modo que, más allá de los cantos de sirena de lobbistas y caranchos, no debemos apartar la mirada de nuestro norte estratégico. Y, en ese sentido, podrán las calificadoras de riesgo inventar una figura que dé cuenta de cómo un juez de Nueva York impide a sus legítimos titulares hacer efectivo el cobro de los depósitos que la Argentina realizó en tiempo y forma, podrán habilitar el negocio de los seguros contra el default que puedan haber adquirido los fondos buitres, pero no podrán detener nuestra marcha hacia el porvenir.

 

*Economista, integrante de la agrupación de jóvenes profesionales la Gran MaKro

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