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El capital financiero no come vidrio

Los fondos buitre estiraron la cuerda hasta donde era posible. Como ya no se puede estirar más, ahora negociarán. Los buitres y su patrocinante, el juez Griesa, llegaron hasta aquí. Ahora es el turno de que el capitalismo financiero, el de verdad, haga su jugada.

 

Por Norberto Colominas*

(para La Tecl@ Eñe)

 

Los fondos buitre estiraron la cuerda hasta donde era posible. Como ya no se puede estirar más, ahora negociarán. Tratarán de obtener la mejor tajada (invirtieron U$S 48 millones; tratarán de obtener el máximo beneficio, es decir 1.400 millones). Haga el lector la cuenta entre inversión y ganancia.

 

El 92 por ciento de los bonistas que entraron al canje se conformaron con una ganancia del 300 por ciento sobre el precio de compra de los bonos, lo que no está nada mal.

 

Como el Estado Nacional no puede participar, porque si lo hiciera se activaría la cláusula Rufo - Derechos sobre Futuras Ofertas ( o Rights Upon Future Offers por sus siglas en inglés)-, un grupo de bancos privados argentinos reunió y ofreció a depositar en el juzgado del juez Thomas Griesa u$s 250 millones como garantía de que el estado pagará la totalidad de lo adeudado a partir del 2 de enero de 2015, cuando aquella cláusula haya perimido. 

 

La cláusula Rufo exige que sea trasladada a todos los bonistas que entraron voluntariamente al canje, cualquier mejora concedida a terceros respecto de los contratos de renegociación de deuda originales.

 

Los bancos privados nacionales no hacen esto por altruismo, ni por kirchnerismo ni mucho menos por patriotismo. Lo hacen para defender la cotización de los muchos miles de bonos del Estado de todo tipo que tienen en sus carteras. Un default desbarrancaría las cotizaciones.

 

Por la misma razón es posible que sumen dinero a esa canasta otros bancos privados extranjeros, también poseedores de bonos reestructurados (de origen japonés, norteamericano e italiano) cuya cotización y cobro futuro pretenden defender.

 

Otro cantar es el de las compañías de seguros contratadas por los buitres, que ahora pretenden cobrar dicho seguro. Las compañías dijeron explícitamente que sólo pagarán en el caso de que se produzca un default real, es decir, ni técnico ni simbólico ni ocho cuartos. A papá mono…

 

Los buitres y su patrocinante, el juez Griesa, llegaron hasta aquí. Ahora es el turno de que el capitalismo financiero, el de verdad, el que maneja el circo, haga su jugada.

 

Licenciado en Economía de la UBA. Periodista y redactor en TELAM.

 

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