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NO SERÁ

ComposiciĂłn en base a una obra de JesĂșs Fuerte

En mås de una década el kirchnerismo no pudo, no quiso, no supo, tener una opción que profundice, que contradiga, que supere las propias limitaciones y límites del kirchnerismo. Es así que tras doce años, la salida es, una vez mås, por derecha.

 

Por Alfredo Grande*

(para La Tecl@ Eñe)

“no digáis que agotado su tesoro de asuntos falta enmudeció la lira; podrá no haber poetas, pero siempre, habrá policía” (Aforismo implicado becqueriano)

 

 

En la corriente teórica y política del análisis institucional, una de las fuentes en las que abreva el psicoanálisis implicado, se define el llamado “fracaso de la profecía”- Designa la recuperación de lo instituyente por lo instituido. El ejemplo emblemático es el cristianismo, que de una praxis del amor terminó siendo una praxis del terror. Los documentos sobre la Sagrada Inquisición así lo marcan con el hierro candente de la historia. Del pez a la cruz. Parábola del comienzo en los cielos y del final en el infierno. Fracaso alude a derrotarse a uno mismo. La derrota, aunque duela, permite volver a empezar, como canta Lerner. El fracaso, no.

Si las derrotas son huĂ©rfanas, los fracasos tienen madre y padre: nuestra propia subjetividad conquistada y resignada. Es lo que hay. No hay otra. AsĂ­ es la vida. No hay mal que por bien no venga. Siempre que lloviĂł parĂł. El sentido comĂșn estĂĄ saturado de refranes, tips, guiños, que llaman a la mansedumbre y a sostener la Ă­ntima convicciĂłn de que es mejor un mal arreglo que un buen juicio. Lo que a mi criterio excede el plano de lo jurĂ­dico para instalarse en el centro de nuestra dominada subjetividad. NingĂșn buen juicio es necesario. Lo mejor es un mal arreglo. Nada mĂĄs definitivo que un arreglo transitorio. Algunas llaman a esto alianzas electorales. El fracaso de la profecĂ­a es otro de los hechos malditos del paĂ­s burguĂ©s. Una de las profecĂ­as mĂĄs contundentes: “el peronismo serĂĄ revolucionario o no será”. Ser no es lo mismo que estar. Estar estuvo y la juventud maravillosa lo sufriĂł en carne y tortura propia. 70 años del comienzo del primer gobierno del General PerĂłn. Y en esta lenta y penosa transiciĂłn hacia nuevas formas de liberalismo ideolĂłgico, polĂ­tico y econĂłmico, no estĂĄ de mĂĄs pensar el porquĂ© “no será”. Una de las razones del fracaso de la profecĂ­a revolucionaria del peronismo es su insistencia reaccionaria a la conciliaciĂłn de clases. Y a pensar al Estado como ĂĄrbitro neutral del conflicto social. Incluyendo la perversa teorĂ­a de que “el Estado somos todos”. Revolucionar al Estado es quitarle ese antifaz y mostrar su verdadero rostro de aparato jurĂ­dico de la clase dominante.

 

Muchas y muchos lo intentaron, y fueron derrotados con lo cual quedĂł demostrado que no somos todos. Pero muchos otros fracasaron y para no sentirse vencidos ni aĂșn vencidos, optaron por el camino del converso, uno de los nombres del traidor. Sin embargo, la profecĂ­a sostiene su fuerza. Su bendiciĂłn y su maldiciĂłn. El movimiento que PerĂłn iniciĂł desde la  secretarĂ­a de trabajo del Estado no ha dejado de inscribirse en diferentes idiomas. QuizĂĄ apenas dialectos. “Isabelismo”. “Menemismo”. “Duhaldismo”. “Kirchnerismo”. Cuatro variaciones sobre el mismo eje polĂ­tico: soberanĂ­a polĂ­tica, independencia econĂłmica y justicia social. Este trĂ­pode fue distorsionado y pervertido hasta el extremo lĂ­mite de la disoluciĂłn. En el 55 se entregĂł el proyecto a las fauces de la RevoluciĂłn Libertadora. El prometido y anunciado “5 x 1” nunca llegĂł a destino. En el 76 se entregĂł a las fauces y garras del autodenominado Proceso de ReorganizaciĂłn (y exterminio) Nacional. Previamente, la plana mayor del Gobierno de Isabel MartĂ­nez firmĂł el decreto de aniquilamiento de la subversiĂłn. Luego del golpe de estado a RaĂșl AlfonsĂ­n, que algunos llaman hĂ­per inflaciĂłn, Menem llegĂł para reinar una dĂ©cada. EntregĂł lo que los militares habĂ­an dejado, con la total complacencia y complicidad de los conversos que hoy gobiernan. Y se dio el lujo de entregarle el bastĂłn de mando (es un decir) a Fernando de la RĂșa. O sea: la derecha del radicalismo, que fuera derrotado en el 83 por AlfonsĂ­n. Luego Duhalde, el presidente que no pudo ser, fue. Y pudo digitar a NĂ©stor Kirchner, otrora aliado de Menem. Con lo cual NĂ©stor dio suficientes pruebas de la lealtad peronista. Siempre junto al Poder de Turno. Y luego de la dĂ©cada ganada, esta nueva versiĂłn del peronismo, nacional y popular, va a entregar otro bastĂłn de mando a la derecha. No importa quĂ© derecha.

 

En mĂĄs de una dĂ©cada no pudo, no quiso, no supo, el elenco gobernante tener una opciĂłn que profundice, que contradiga, que supere las limitaciones y lĂ­mites del kirchnerismo. Y entonces solo queda apelar al grotesco mĂĄgico. Hebe de Bonafini, la valiente luchadora por los derechos humanos desde una perspectiva clasista y combativa, termina comparando a Cristina con Evita. Y parece que para Hebe mide mĂĄs Cristina. Sobreactuar el rol es el recurso que queda cuando el archivo no cuenta la historia que queremos oĂ­r. Y no hay historia de la defensa de los derechos humanos por parte de la mayorĂ­a del elenco gobernante. Incluso hay historia de ataques. El fracaso de la profecĂ­a es una catĂĄstrofe polĂ­tica y cultural, incluso para los que no son peronistas. Yo, por ejemplo. Una izquierda peronista es necesaria, una izquierda cristiana es necesaria, incluso una izquierda comunista es necesaria. Es necesaria una izquierda en la cual quepan todas las izquierdas clasistas. El 70% del electorado es de derecha, mĂĄs de centro o mĂĄs de extremo. Pero de derechas. La misma maldiciĂłn que trajo la socialdemocracia en España, que luego pariĂł a Aznar  y Rajoy. Cuando la Presidenta dijo que el peronismo no es progresista un frĂ­o corriĂł por mi espalda. Y no solamente la espalda. No quedan muchas opciones, descartada la revolucionaria y la progresista. ÂżUn socialismo para el siglo XXII? ÂżUn Estado del buen vivir pese a la medicina prepaga y las compañías de telefonĂ­a celular y el Indec? CreĂ­ble pero poco probable. Mejor apostar a un Scioli para la victoria que a un Taiana para la derrota. Dicho lo cual, no es tan malo.  Es peor. Porque habrĂĄ que sacudir el fundamento mismo de nuestra lucha y nuestros deseos. Elegir no ser tiene sus consecuencias. Y este peronismo con sus dialectos, eligiĂł no ser.

 

No sirve para nada que el Partido justicialista de la Ciudad de Buenos Aires haga un afiche con Evita exhibiendo un afiche: “Ni una menos”. Otra muestra del grotesco mĂĄgico. Evita pidiĂł armas para los obreros, para resistir el golpe, para triturar a la anti patria. FracasĂł. No fracasemos nosotros. Hay que inventar nuevas profecĂ­as entre compañeras y compañeros que tenemos enemigos iguales. Entonces, mĂĄs temprano que tarde, algo serĂĄ. Y hasta un compañero de la resistencia, del laborismo, del anarquismo combativo, podrĂĄ decir: “no serĂĄ el peronismo, si lo revolucionario no es”. Y deseo que esa profecĂ­a no fracase.

 

*Médico Psiquiåtra. Psicoanalista y Cooperativista. Miembro fundador de Ático Cooperativa de Salud Mental

“Sueños Posibles”. Am 690 y www.laretaguardia.com.ar. Lunes 21 hs.

 

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