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Aportes para la batalla cultural

Estado o mercado

La coherencia ideológica del diario La Nación se refleja tanto en el editorial publicado a un año del golpe de Estado cívico-militar como en los editoriales del mayo de 2015: “El fantasma del populismo” y “San Martín, también víctima del relato”. La lectura de estos textos es testimonio de la falta de inocencia en las palabras e ideas que la tribuna de doctrina elige siguiendo el universo ideológico del que se nutre desde su fundación en 1870.

 

Por Edgardo Form*

(para La Tecl@ Eñe)

Si algo distingue al diario La Nación, fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 es, además de su formato tradicional tamaño sábana, la coherencia ideológica.

 

A modo de ejemplo de dicha afirmación, bastaría con transcribir algunos párrafos del editorial fechado el sábado 2 de abril de 1977, un año después del golpe de Estado cívico militar que instauró la dictadura genocida.

 

Decía entonces la bautizada como tribuna de doctrina por su fundador: “Es difícil que sector alguno de la sociedad argentina haya dejado de percibir la importancia del mensaje pronunciado por el teniente general Videla al cumplirse un año de la fecha en que asumió la presidencia de la República por decisión de la Junta Militar…El primer rasgo distintivo que puede invocar este gobierno es el de constituir la expresión institucional de las Fuerzas Armadas. En la medida que en que el gobierno no es el fruto de la preeminencia personal de un caudillo militar, sino de las ideas predominantes en la esfera con mayor poder de decisión, su comprensión de una sociedad políticamente pluralista es un reflejo de la misma base sobre la cual se asienta su poder.”

 

Más adelante, luego de este primer panegírico, el texto sostiene “Va de suyo que el vigor creador estará dado por el acento de la propuesta orgánica que las Fuerzas Armadas ofrecerán como columna vertebral del cuerpo futuro de la Nación… Esa Argentina habrá de florecer en una paz que merezca ser vivida, para repetir las palabras exactas del Presidente (N. de la R.: Recordemos que se refiere al dictador Jorge Rafael Videla). No es la paz de los cementerios. Es la paz en la cual la dignidad humana, la recompensa del esfuerzo y la seguridad de las existencias tendrán que desarrollarse dentro del espíritu forjado por esa democracia profunda, cuyo punto de partida está en el espíritu de sus ciudadanos, más que en la fachada de las instituciones”.

 

Semejante sintaxis edulcorada contrasta con la memorable y plenamente vigente Carta de Rodolfo Walsh a la Junta de Comandantes, redactada y difundida pocos días antes de este editorial. Y valga esta referencia en homenaje a quien fuera un periodista ejemplar y un luchador inclaudicable por la justicia y los derechos humanos.

 

A diferencia de los elogios que La Nación prodigó a los dictadores genocidas y a su mentor ideológico José Alfredo Martínez de Hoz, en una edición reciente, publicada el domingo 31 de mayo de 2015, los dos editoriales publicados en la página 26 del diario dan muestra del carácter clasista y el profundo desprecio por todo lo popular.

 

En efecto, el primero de los editoriales lleva por título “El fantasma del populismo” y agrega en la bajada “No pueden engañar a nadie los cambios forzados hacia el pragmatismo que hacen los gobiernos populistas pues carecen de convicción ideológica”.

Sin ánimo de intoxicar a los lectores de La Tecl@ Eñe, reproducimos a continuación dos párrafos de la nota que nos ocupa.

 

“Un reciente y punzante editorial del Financial Times, titulado “Los rebeldes latinoamericanos giran hacia el pragmatismo”, nos alienta, por su impactante contenido, a hacer algunas reflexiones, porque refleja la repentina ola de pragmatismo que parece estar afectando al perverso populismo latinoamericano y que está generando los primeros cambios de estrategias económicas que, hasta no hace mucho, parecían impensables”.

 

“Cuánto de real tiene la aparente “conversión del populismo?, se pregunta el Financial Times. Nada. Se trata de un presunto cambio de rumbo sin convicción ideológica, forzado por circunstancias a las cuales nos han conducido los mismos gobiernos populistas. Es el resultado de una inflación galopante; de reservas deterioradas y sólo disimuladas por los swaps chinos y por crecientes atrasos en los pagos a los importadores, en el caso argentino; de la falta de inversiones y de una situación cada vez más recesiva.”

 

“Según el relato oficial, la culpa siempre es del otro. Pero no son los “fascistas” ni los “neoliberales”  los responsables de esos fracasos. Tampoco son éstos la consecuencia de un mundo que se nos cayó encima, como suele explicar la Presidenta. Son, por el contrario, las caprichosas políticas populistas y su absoluta irracionalidad, a la luz de las cuales la corrupción ha florecido, las que han provocado los actuales desaguisados. El origen de los males está en los propios gobiernos populistas y en la fiebre inagotable de sus grotescos líderes por tratar de perpetuarse lo más posible en el poder”.

 

Me imagino que a esta altura de la nota queda claro el contraste entre el tono condescendiente y cómplice del editorial dedicado a la dictadura cívico militar, y el profundo desprecio con el que se califica a un gobierno surgido de la voluntad popular a través de elecciones libres y democráticas.

 

Ahora bien, como contrapartida de las descalificaciones enunciadas, cabe mencionar otra nota publicada por el mismo matutino el jueves 4 de junio de 2015, cuyo título desmiente en buena medida las diatribas editorializadas: “Repuntó en mayo la confianza en el Gobierno”, “Subió 10% según un estudio de la UTDT (Universidad Torcuato Di Tella); es el tercer aumento consecutivo y creció 38% en un año”.

 

Para que no quepan dudas acerca de la fuente de estos datos – los cuales, agregamos, forman parte de la explicación por la cual nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner goza de un alto grado de aceptación en su último año de mandato - , aclaremos recurriendo al mismo artículo que “La consultora Poliarquía realiza esta encuesta telefónica entre 1200 casos, tomados en 40 localidades del país. El estudio tiene una periodicidad mensual y se hace desde fines de 2001”.

 

El balance de la gestión presidencial contrasta con la catarata de críticas provenientes de la derecha y sus repetidores, que insisten con el fin de ciclo y vienen proclamando machaconamente el fin del ciclo kirchnerista.

 

Recordemos que en el acto por la ampliación del Hospital Metraux, en Mendoza, la presidente Cristina Fernández, al hacer una enumeración de los distintos programas sociales aplicados por el gobierno nacional, reflexionó que “no hay balance económico que cierre si no cierra el balance social”.

 

Esta postura fue valorada recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que señaló a nuestro país como uno de los pocos que mediante “la adopción de modalidades innovadoras de protección social ha ayudado a mejorar la seguridad del ingreso de los trabajadores en situaciones de empleo vulnerable”.

 

Más aún, al momento de redactar esta nota, la Presidente está recibiendo otro reconocimiento en la 39° Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por su compromiso con el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la Cumbre Mundial de la Alimentación, vinculados a la erradicación del hambre y la subalimentación. Si bien Argentina está entre los premiados por haber mantenido el nivel de subalimentación por debajo del 5%, queda mucho por hacer y sólo será posible avanzar hasta la erradicación definitiva de este flagelo si continúa y se profundiza el modelo de desarrollo económico con inclusión social, iniciado el 25 de mayo de 2003 con la presidencia del recordado Néstor Kirchner.

 

Como vemos, por un lado se habla de “El fantasma del populismo”, atribuyéndole las peores calamidades. Por el otro está la realidad, con los logros de un Proyecto Nacional, Popular y Democrático que, aún con claroscuros y errores, nos ha sacado del infierno tras la crisis provocada por la sobredosis de neoliberalismo que estalló en 2001.

 

Para finalizar, vaya un breve comentario del segundo de los editoriales publicados por La Nación el domingo 31 de mayo, bajo el título “San Martín, también víctima del relato”.

 

La transcripción textual del primer párrafo nos exime de comentarios posteriores, los cuales quedarán a cargo de los inteligentes lectores de La Tecl@ Eñe.

 

“Hasta el glorioso sable del Libertador José de San Martín ha caído en las impúdicas aguas del “relato”. Lejos de devolverlo al Museo Histórico Nacional en alguna fecha apropiada por su relación con el recuerdo del Gran Capitán, el gobierno decidió entregarlo en la semana que ex profeso no dedicó a la epopeya de Mayo, sino a la exaltación del período kirchnerista, por cierto mucho menos relevante para la historia argentina que el grito de libertad de 1810 cuyos ecos se oyeron en toda América latina”.

 

Las palabras no son inocentes. Su elección depende del universo ideológico que nutre la pluma del redactor. En este caso, es el pensamiento que inspiró los golpes de Estado y la aplicación de medidas antipopulares a lo largo de la historia argentina. Son los que propician la unión de todo el arco opositor al kirchnerismo para sepultar definitivamente a quienes han tenido el atrevimiento de terminar con los privilegios y el gobierno de las corporaciones. En rigor, la disputa entre los dos modelos que viene desde la Revolución de Mayo: Estado o mercado.

 

 

*Diputado de la Legislatura Porteña.

Dirigente cooperativista

 

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