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El ballotage: estos no son los candidatos

Por primera vez desde el inicio de la democracia, hay una elección entre dos variantes de la derecha. Una con Scioli, que es un peronismo conservador apoyado en los gobernadores de las provincias manejadas como un feudo, y la derecha macrista privatizadora con una lógica también represora de los conflictos sociales. Deseamos creer. De allí el voto despolitizado a Macri o el voto resignado a Scioli. Su consecuencia es que si no logramos a través de un proyecto construir una imagen como actor colectivo estamos renunciando a la política.

 

Por Enrique Carpintero*

(para La Tecl@ Eñe)

Hay un aforismo que dice: lo que ves es lo que tienes delante de los ojos, no lo que imaginas que estas viendo o lo que deseas. Lo que ves es lo que ves y nada más que lo que ves como nos recuerda René Magritte: una pipa pintada, reconocible no es una pipa, son unas líneas y pigmentos de diferentes colores dispuestos sobre una tela de tal forma que nos provoca una ilusión visual. Mirar es sucumbir a esa ilusión y tener conciencia de su artificio. Esto es lo que podemos decir de los candidatos que se presentan en el ballotage. Ambos con sus gestos y discursos construyen un personaje que no existe. Por eso, como decía en un texto anterior escrito para La Tecl@ Eñe, referido a la banalización de las consigas políticas que utilizaban los candidatos de los partidos hegemónicos: “es probable que en el ballotage tengamos que elegir entre el amarillo y el naranja/celeste y blanco. No importa. Igualmente vamos a tener que decir lo que plantea el personaje de una viñeta de El roto: “El mapa político ha cambiado, el de los problemas, no”. (“El ombligo de Adán y las próximas elecciones”, La Tecl@ Eñe, junio de 2015)

               

UNO

 

Tanto Scioli como Macri son dos celebridades que vienen de afuera de la política. Son de la misma generación, empresarios e hijos de empresarios. Ambos tiene su inicio político en referencia a Menem: Scioli fue su gran invento; Macri indirectamente se entusiasmó con la política neoliberal del riojano y, aunque no formó parte de su gobierno, lo visitaba asiduamente.

 

De esta manera, por primera vez desde el inicio de la democracia, hay una elección entre dos variantes de la derecha. Una con Scioli, que es un peronismo conservador apoyado en los gobernadores de las provincias manejadas como un feudo y la derecha macrista privatizadora con una lógica también represora de los conflictos sociales. Los dos fueron acomodando sus propuestas. También son pragmáticos como lo han demostrado los permanentes acuerdos entre el macrismo y el kirchnerismo en la Legislatura de la CABA. O la inauguración por parte de Macri de la estatua de Perón junto a Hugo Moyano, Eduardo Duhalde y Gerónimo Venegas en un acto que tuvo más de liturgia peronista que de estética PRO. Los dos se apoyan en el agro (la soja), la minería contaminante, y una economía de exportación de commodities que requieren una devaluación, tarifazos y el pago a los Fondos Buitres. Si bien tienen aliados políticos y sociales diferentes; Macri cuenta con el economista menemista Melconian y Prat –Gay; Scioli con Urtubey que viajo a EEUU para plantear su disposición para negociar con los fondos Buitres y con Miguel Bein que anticipo un generoso blanqueo de capitales.

 

DOS

 

El sentimiento no es igual que la emoción. El sentimiento es constantativo permite un enunciado que describe el estado de una situación ya sea verdadero o falso. La emoción es performativa no describe el hecho de ser expresado, realiza el hecho. Un espacio puede estar ambientado de un modo o de otro, no es ni intencional ni performativo; puede ser cordial o agresivo. Es algo donde uno se encuentra. Representa un estado de ánimo. Es, en consecuencia, estático y constelativo; mientras que la emoción es dinámica y performativa. No es el donde del estado de ánimo, sino el adonde lo característico de la emoción. De esta  manera en el capitalismo de consumo se venden significados y emociones. No es el valor de uso de la mercancía sino su valor emotivo. (Byung-Chul Psicopolítica, editorial Herder, Buenos Aires, 2015.)

 

Esto lo podemos extender a la política que se ejerce desde los sectores dominantes. Proponer el miedo hacía el gobierno fue el eje de una campaña llevada adelante por los medios hegemónicos durante todos estos años. Esta situación fue conduciendo a un vaciamiento de algunos sectores de la sociedad, es decir a una despolitización que conlleva que el miedo fuera instrumentado por los grupos de poder los cuales controlan y difunden un modelo privatista y no participativa de la sociedad. Macri comenzó a representar este modelo en sus apariciones públicas supuestamente abierto al dialogo (“ustedes me tienen que dejar hacer la revolución de la alegría”), con sus globos y la música donde todos bailan y festejan como una gran familia.

 

Zygmunt Bauman utiliza un término en alemán Unsicherheit que en castellano significa “incertidumbre”, “inseguridad”  y “desprotección”. Esto se convierte en un dispositivo que impide actuar colectivamente ya que el sujeto al sentirse inseguro, sus preocupaciones están en lo que puede depararle el futuro pues teme por su inseguridad. De esta manera los políticos plantean medidas que garantizan disminuir esa incertidumbre volviéndolos más solos.

 

Sectores que apoyan el gobierno han comenzado a actuar en espejo planteando el miedo a Macri como uno de los ejes de la campaña. De esta manera el razonamiento se deja de lado ya que la emoción es performativa y, por lo tanto, ya es un hecho: no hay discusión posible. Su resultado es votar por “el mal menor”.

 

TRES                                                                                                                

 

Tengo que elegir entre A y B; A) Me plantea sacarme los ojos; B) Dice que solo me sacara un ojo. Pienso “con un ojo todavía puedo ver”.  Elijo B y me quedo tuerto. Nuevamente debo elegir entre A y B; A) Ahora me dice que me va a sacar el ojo y la lengua; B) Solo me sacará el ojo que me había perdonado. Nuevamente pienso “Me quedo ciego, pero puedo hablar”. Elijo B
Sucesivas elecciones terminan con el resultado de que me quedo sin ojo, lengua, manos, etc. Lo importante es que mi elección basada en el mal menor siempre ha sido legítima y racional. Aunque en realidad esta basada en la emoción.

         

Si nos remitimos brevemente a la concepción del mal menor, esta es una de las primeras teorías cristianas a partir de la caída del Imperio Romano. De esta manera se intenta explicar que el hombre lo que busca es llegar a una vida en el paraíso, donde está la verdadera vida, la vida buena y es por ese motivo por el que tiene que resignarse a lo establecido por Dios; si lo que Dios ha establecido es que debemos tener un Estado y someternos a él, es lo que debemos hacer. El mal menor convierte en cotidiano una situación política y social excepcional. Sus inicios lo podemos encontrar en dos movimientos católicos de la Europa cristiana prerrevolucionaria: el catolicismo liberal y la democracia cristiana.

 

Lo importante es destacar que el mal menor no reduce el mal mayor: las propuestas para superar el mal mayor desaparecen al proponer males menores. Es una opción de retirada, pesimista que trasmite el miedo y la frustración. Predica la resignación, la sumisión y la tolerancia a la injusticia. La otra opción que sería la táctica del voto útil, aunque aparentemente contradice la del mal menor, es en realidad una vuelta de tuerca que también invalida la acción política.     

 

CUATRO

 

Aunque Scioli obtuvo el primer lugar en las elecciones generales, el gobierno fue el gran derrotado. La más importante fue el triunfo en la provincia de Buenos Aires donde una casi desconocida ganó la mitad de las intendencias. También  en las grandes ciudades como la CABA y Córdoba ganó la oposición de la derecha. Inclusive Alicia Kirchner perdió la elección en Santa Cruz, pero igualmente gano la gobernación gracias al recurso de la ley de lemas. Esta situación muestra como las contradicciones y los fracasos en la mayoría de las políticas sociales y económicas del gobierno de Cristina Kirchner llevaron a que aumentara significativamente el voto despolitizado que propone la derecha macrista; este es un dato político que se elude. Indudablemente el gobierno fue el responsable de la fuerza que hoy tiene su voto. De esta manera Macri aprovechó el actual escenario social donde abunda el malhumor determinado por el aumento de precios, los salarios que pierden poder adquisitivo, el aumento del trabajo no registrado, la tercerización y la informalidad laboral.

 

Sin embargo, hay sectores que quieren seguir creyendo y actúan como en el relato de una antigua y conocida historia judía donde se cuenta que un día el Rabí de Cracovia interrumpió sus plegarias para lamentarse con el anuncio de que había visto la muerte del Rabí de Varsovia. Esta ciudad se encontraba a trescientos kilómetros de Cracovia cuya congregación quedó muy entristecida e impresionada con los poderes visionarios de su Rabí. Algunos días después un grupo de judíos de Cracovia viajan a Varsovia y, para su sorpresa ven allí al viejo Rabí oficiando en un buen estado de salud. Cuando regresan comentan la noticia que es recibida con una gran carcajada. Entonces algunos discípulos osados empiezan a defender a su Rabí. Admiten que este pudo haberse equivocado sobre los detalles específicos pero exclaman: “a pesar de todo, ¡qué extraordinaria visión!”.

 

Esta historia pone en evidencia la capacidad humana para racionalizar una creencia frente a una realidad que la desmiente. Deseamos creer. De allí el voto despolitizado a Macri o el voto resignado a Scioli. Su consecuencia es que si no logramos a través de un proyecto construir una imagen como actor colectivo estamos renunciando a la política. También a aquella dimensión de subjetivación de construir comunidad para enfrentar los desafíos que, gane quien gane, van a afectar a la mayoría de la población.  

 

Buenos Aires, 14 de noviembre de 2015

 

*Psicoanalista, director de la revista Topía.

 

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