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Mauricio Macri: el «cambio» neoliberal que acecha la Argentina

Macri y Scioli representan dos modelos de país muy diferentes. Por eso, permanecer neutral ante esta compleja circunstancia histórica sería una gran equivocación. Así lo han entendido varios espacios políticos, pero también gente que no pertenece a ninguna organización específica. Lo último es aún más importante.

 

Por Flavio Crescenzi*

(para La Tecl@ Eñe)

Si vos explicás qué es la inflación, vas a tener que explicar que la emisión monetaria generainflación, que entonces debería reducirse la emisión, y que si entonces hacés eso tendrías que hacer un ajuste fiscal, y que si hacés un ajuste fiscal entoncesla gente va a perder su trabajo y eso es lo que no queremos que digas. Cuando seas gobierno hacé lo que vos creas, pero no lo digas ahora…

Jaime Durán Barba a Federico Sturzenegger

 

La alternativa al neoliberalismo se llama conciencia.

José Saramago

 

1. El pez por la boca muere

 

«Esta noche estamos haciendo historia... Esta noche hicimos posible lo imposible: cambiamos futuro porpasado», expresabaMaría Eugenia Vidalel pasado 25 de octubre, al enterarse de que había sido elegida gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. Pues bien, digamos que un lapsus linguae se le puede perdonar a cualquiera, después de todo, los nervios, la emoción y hasta la alegría de un triunfo consiguen a veces jugarnos una mala pasada. El problema es cuando lo que nos quieren hacer vercomo un fallido refleja una posición,cuando responde un plan meditado yestudiado.

 

Más allá de las palabras que «freudianamente» se le hayan escapado a la actual vicejefa de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no debería ser novedad para nadie que la alianza Cambiemos —ya desde su elocuente nombre— representa a un conglomerado de fuerzas políticas recesivas que, en nombre de conceptos tales como «republicanismo»o «calidad institucional», busca «cambiar» los logros alcanzados en estos doce años de gobiernos kirchneristas por medidas neoliberales similares a las implementadas en la década del 90, medidas que (vale la pena recordarlo) llevaron a nuestro país a la crisis económica, social e institucional de 2001. Estopuede advertirse en el hecho indiscutible de que muchos de los responsables de idear y ejecutar aquellas medidas (Espert, Melconian, Broda, Sturzenegger,Bullrich, etc.)integran hoy por hoy el espacio liderado por Mauricio Macri. Y si esto no llegara a ser prueba suficiente, la posiciónparlamentaria tomada en su momento por el PRO frente a leyestales como la estatización de las AFJP y Aerolíneas Argentinas,o la expropiación y recuperación parcial de YPF,confirmaría toda sospecha.

 

Con todo —y para sorpresa de propios y ajenos—, Mauricio Macri(siguiendolos consejos del nunca bien ponderadoDurán Barba) ha declarado estar de acuerdo con varias de las políticas llevadas a cabo por el FpV, incluso con aquellas a las que se opuso en el Congreso. Desafortunadamente para el actual jefe de Gobierno porteño, pero afortunadamente para la sociedad argentina, los preocupantes anuncios que han hecho hace pocos días los asesores y dirigentes allegadosal PRO revelan con claridad cuál es el verdadero rostro de Cambiemos.

 

2. Volverán las oscuras golondrinas

 

Si hay algo que buena parte de la sociedad argentina no quiere es volver a los 90. Las consecuencias de aquella otra década infame están aún muy frescas en la memoria colectiva, e incluso muchas de ellas aún pueden percibirse y padecerse. La alianza Cambiemos, no obstante, busca eso.

 

Es sabido que Mauricio Macri y su espacio político expresan los anhelosdel llamado «círculo rojo», del establishment, de la «patria financiera»y sus recetas de ajuste, devaluación y endeudamiento —tradición que en puridad se remonta a los terriblesañosde Martínez de Hoz, ministro de Economía de Videla—. Estos grupos de poder siempre estuvieron escondidos en la sombras, manipulando a los gobiernos de turno, y si éstos les eran un poco refractarios, hacían todo lo posible para debilitarlos y eventualmente destituirlos. Como vemos, no hay nada nuevo bajo el sol; en todo caso, una reedición de las permanentes pretensiones del sistema económico mundial, sistema que nunca vio con buenos ojos que los pueblos de este lado del mapa alcanzaran su soberanía política.

 

En suma, eltriunfo de Mauricio Macri significaría no sólo un gran retroceso para la Argentina en términos macroeconómicos, sino también un duro golpe a los procesos de transformación abiertos en América Latina porlos gobiernos de Venezuela,Ecuador, Bolivia, Brasil y Uruguay. En ese sentido, no es casual que Macri sea un gran crítico tanto del MERCOSUR como de la UNASURy un impulsor de un proyecto como la Alianza del Pacífico,proyecto que revitaliza y refuerza la dependencia económica y política de la región con Estados Unidos.

 

3. De cara al balotaje

 

Los resultados electorales del pasado 25 de octubre fueron una sorpresa para todos. La ajustadavictoria de Scioli frente a Macriy el imprevisto triunfo de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires indican algo que no conviene pasar por alto: Mauricio Macri puede llegar a ganar el balotaje del 22 de noviembre.

 

Nadie —ningún analista, ninguna fuerza política, ningún medio de comunicación— previó este lamentable escenario. Y si bien no es éste el lugar para analizar las causas profundas por las cuales un sector importante de la población optó por el macrismo,tampoco hay que negar laresponsabilidadque el propio FpV tuvo en todo esto.

 

Sin lugar a dudas, haber elegido a Daniel Scioli como candidato oficial, creyendo que asíse captarían losvotos de aquellos anticristinistas que ven en la presidenta una versión femenina de Hugo Chávez, demostró ser una estrategia poco menos queinfructuosa. Lo único que la conducción del FpV logró con esa decisión fue imponer un candidato que,por un lado, es resistido por buena parte de losmilitanteskirchneristas y que, por el otro, es apoyado por los gobernadores e intendentes del PJ histórico, queesperan la salida de CFK para ajustar cuentas con el llamado «kirchnerismoduro».

 

Sin embargo, y ante el fatídico escenario que nos toca vivir, es necesario aclarar que Macri y Scioli no son lo mismo.No es lo mismo un gobierno del PRO, que un gobierno del FpV, aun cuando éste adopte una versión menos combativa.No es lo mismo un neoliberalismo desmedido que un desarrollismo de base neokeynesiana. No es lo mismo una alianza alineada con las posiciones más conservadoras y golpistas de América Latina que un Frente que ha impedido los avances de esos sectores en más de una oportunidad. No es lo mismo un partido que pretende acatar los reclamos de los fondos buitre sin chistar, quereducirá la inversión pública y que aumentará la edad jubilatoria que un Frente que, aun con todos sus errores, le dio a la clase trabajadora y al pueblo en general mejores condiciones para pelear por sus derechos.

 

Sin lugar a dudas,Macri y Scioli representan dos modelos de país muy diferentes. Por eso, permanecer neutral ante esta compleja circunstancia histórica sería una gran equivocación. Así lo han entendido varios espacios políticos, pero también —y esto me parece aún más importante— gente que no pertenece a ninguna organización específica; personas que no son ni peronistas ni kirchneristas;personas que generalmente votan a partidos de izquierdao de centro y que temen que Mauricio Macri sea el próximo presidente de la Argentina;personas que hoy por hoy se organizan, autoconvocan y «militan» no tanto a favor de Scioli como sí en contra de Macri; personas que han decidido darle su apoyo al candidato del FpV, no porque éste les simpatice especialmente, sino porque saben muy bien que ésa es la mejor forma de asegurar que el peligro neoliberal que nos acecha no logre encaramarse de nuevo en el poder.

 

 

Buenos Aires, 2 de noviembre de 2015

 

*Poeta, ensayista, docente.

 

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