Legalidad del consumo y humo de marihuana
Hace ya un tiempo, que “parece” que la sociedad empieza a naturalizar el uso recreativo de la marihuana.
Muchos mediáticos salen del closet cannábico.
Si alguien participa, en una nota de una publicación que pretende la despenalización del uso de la marihuana, es obvio, que sabe a quién le da la entrevista, y que aparecer allí, es fijar su posición en este tema.
Usar drogas no es obligatorio; las drogas, están hace miles de años entre nosotros y seguirán estando, son un negocio fenomenal.
Y una guerra fracasada.
Las drogas son sustancias inertes que no piden ser consumidas, son las personas, que por diferentes razones, las que se acercan a ellas.
Y el latiguillo de aquellos que se enriquecen, gracias a las drogas, y no me refiero a traficantes, es que estas personalidades públicas, cometerían apología del delito, y que sus dichos o “confesiones” serían nocivos para la población, porque son ilegales, además.
Algunos operadores periodísticos, se escandalizan, al son del aumento del rating que les dará jugosos contratos para la próxima temporada, “porque la gente les cree”.
Una panelista nocturna, da consejos de vida, pero se olvida de su colaboracionismo con el Terrorismo de Estado o sus causas penales por violación a la Ley de Drogas, la ineficaz 23737.
Ahora bien, nadie chilla con la publicidad no tradicional de medicamentos varios, en casi todos los programas de TV.
La publicidad es para vender. Los Colegios de Farmacéuticos y Médicos ya se han manifestado al respecto, ninguna respuesta, “son legales” como el tabaco y el alcohol.
Parece que los medicamentos legales sí pueden ser recomendados por locutores, conductores, etc., como si fueran inocuos, lo cual es una falsedad: Ni los medicamentos, ni la marihuana lo son.
Pero la “legalidad” los hace viables como bienes de consumo. La publicidad de analgésicos, antidepresivos, estimulantes, vitaminas, compuestos energizantes, son los que sostienen no sólo a los usuarios, sino y también a las producciones televisivas.
Los fantasmas que se agitan ante el consumo de marihuana son desmentidos, una y otra vez, por las revistas académicas más importantes del mundo. Ahora, nadie parece horrorizarse por la automedicación que se propala con la publicidad no tradicional, y esto, es alarmante.
Consumir sustancias legales o ilegales para vivir y estar bien, y seguir estando en el sistema, no es ingenuo; todos los que fuman lo saben, como los que mueren al manejar intoxicados.
Las guardias de los hospitales se abarrotan de usuarios de sustancias los fines de semana, ninguna novedad.
He escuchado a actrices adoradas por el público afirmar livianamente que toman antidepresivos; son personas que, según sus seguidores, son exitosas. ¿Lo son realmente?
Si lo son, si han conseguido lo que buscaron por muchos años, fama, dinero, afecto de “su público”, una vida para muchos envidiable, porqué promueven, porque sí lo hacen, el uso de sustancias.
Qué les queda para sus admiradoras, las que tal vez nunca lo logren. Qué de las miles de tiendas y gimnasios que venden anabólicos, con total naturalidad, porque son legales. No olvidemos el estado de vulnerabilidad de un mediático fallecido, usuario de dichas sustancias, sólo para citar un ejemplo conocido.
Creo que habría que tomar seriamente la automedicación promovida por personajes públicos, poderosos propaladores y creíbles, cuyo discurso llega a muchos desesperanzados que abrigan la fantasía de que mediante el uso de las pócimas mágicas se acercarán a una felicidad que, sin dudas, es tóxica y transitoria.
Los personajes mediáticos, operadores periodísticos, hoy son más considerados que los profesionales de la salud, y creo que esto sí es peligroso.
Los modelos sociales de la felicidad basados en estereotipos son altamente resbaladizos, banalizan los riesgos y estimulan en amplios sectores de la población la ilusión de un camino al que muchos aspiran, y casi nadie llega.
En esta sociedad de consumos múltiples y descontrolados, que formamos todos, las campañas de prevención no parecen funcionar. Los usuarios de sustancias más dañinas están fuera del sistema, y mientras sigamos negando lo obvio, todo va a seguir igual.
*Equipo Argentino de Toxicomanías- Directora
MN 14613
Los modelos sociales de la felicidad basados en estereotipos banalizan los riesgos y estimulan, en amplios sectores de la población, la ilusión de un camino al que muchos aspiran y casi nadie llega. En esta sociedad de consumos múltiples las campañas de prevención no parecen funcionar, y los medicamentos legales sí pueden ser recomendados por locutores o conductores de medios como si fueran inocuos, lo cual es una falsedad: Ni los medicamentos, ni la marihuana, lo son.
Por Laura Gersberg*
(para La Tecl@ Eñe)