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Drogas: Ruido,discursos, paradojas y penalizaciones

Combate al narcotráfico, guerra a las drogas, militarización de los barrios, penalizaciones. El discurso referido a las drogas parece ser un buen negocio en épocas de elecciones. Profundizar el tema atendiendo diferentes legislaciones en diferentes países del mundo, sus regulaciones y efectos, es el propósito de este trabajo.

 

Por Laura Gesberg*

(para La Tecl@ Eñe)

Hablar de Drogas está de moda, eso parece, en los medios argentinos en épocas de elecciones.

 

Es interesante ver que nunca como ahora, al menos desde mi perspectiva, todos tienen un saber-hacer acerca de este tema.

No importa que los dichos de campaña de los candidatos, por ejemplo, en relación al “control del narcotráfico”, implique la violación de leyes vigentes, como la Ley Nacional de Seguridad Interior y los Derechos Humanos.

 

Tampoco la liviandad de enunciados como  el de “Guerra a las Drogas”, slogan que cualquier asesor no muy informado, debería saber qué implica una política pública en retirada, con incontables papers de los centros académicos y publicaciones universitarias más prestigiosas del mundo al respecto.

 

A contrapelo de la realidad, las contundentes evidencias respecto al fracaso de las Políticas Internacionales de Drogas, la fallida y costosa cruzada mesiánica Guerra contra las Drogas, se disparan slogans carentes del menor sustento, efectistas y marketineros, que son consumidos con menos responsabilidad que un queso vencido.

 

Suena feo, pero se suele poner más atención al vencimiento de un comestible que a la muerte de centenares de miles por decisiones probadamente ineficaces.

 

El derecho del consumidor es una conquista de los últimos tiempos que se ve amenazada por los discursos intoxicantes y falaces ante los cuales pareciera que no hay protección alguna.

 

Corremos el riesgo de enfermar de ignorancia, de prejuicios y clichés estigmatizantes.

 

Veamos qué pasa más allá de nuestras narices. Tal vez requiera un poco de esfuerzo hacer el ejercicio de pensar, tener argumentos y cuestionamientos atendibles.

 

Por ejemplo, leer a Johann Hari, un periodista británico que ha escrito en The New York Times, Los Angeles Times, The Guardian y Le Monde.

 

Hari fue nombrado, en dos ocasiones, periodista del año por Amnistía Internacional. En su libro “Tras el grito” concluye que legalizar las drogas no hará que se imponga su uso pero sí que los cárteles dejen de controlar el producto y, en consecuencia, que la violencia disminuya.

 

La famosa guerra contra las drogas es una de las falacias más grandes que se ha vendido en la época moderna.

 

Pero la realidad oculta, y que el periodista británico Johann Hari retrata en su segundo libro, Tras el grito (Chasing the Scream) –editorial Paidós, 2015–, fue una muy distinta.

 

Sí, había otra opción, que no era unirse a tal guerra.

 

“Se cumple un siglo desde que la primera política federal contra las drogas fue aprobada en Estados Unidos.”

 

“En 1914, la Ley Harrison de Impuestos sobre Narcóticos, fue creada para administrar los estupefacientes.”

 

“Las drogas, con el cambio de siglo, dejaban de verse sólo como paliativos para enfermedades y dolores”.

 

Johann Hari asegura que, increíblemente, “cuando comenzó la guerra contra las drogas, México era uno de los países más admirables”.

 

“Al frente del departamento de Salubridad Pública estaba Leopoldo Salazar Viniegra, ahora considerado el padre de la legalización.”

 

Hari ahonda: “El doctor Viniegra estaba adelantado a su tiempo. Sostenía que la marihuana no era una droga particularmente dañina, que no se debía prohibir”.

 

Afirmaba que,”en el caso de otras drogas, se debía asistir a los adictos, no castigar”.

 

Una de las objeciones más relevantes que pronunció fue: ‘Si se criminalizan las drogas, los traficantes tomarán el control del país’”.

 

En Tras el grito, Johann Hari, quien emprendió una viaje de tres años por doce países para escribirlo, desmitifica las adicciones, ahonda en los motivos detrás de la guerra contra las drogas y se plantea qué hacer luego de un siglo luchando por una causa perdida.

 

Hari, afirma que en todo el mundo “se han ocultado las razones verdaderas de la adicción a las distintas sustancias”.

Según sostiene Hari “Ni las drogas eran tan malas como los gobiernos nos quisieron hacer pensar, ni la prohibición era la panacea que ayudaría al desarrollo social sin adicciones”.

 

El 4 de Noviembre pasado, el Tribunal Supremo Mexicano, legalizó, el uso de marihuana con fines recreativos.

El profesor Dr. Carlos Damin, Jefe del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández Titular de la Primera Cátedra de Toxicóloga y Psiquiatría Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires, personalidad destacada de las ciencias médicas por la Legislatura porteña, se pregunta: “En el país de la "Guerra contra la droga", se duplica el consumo de marihuana. ¿No hay que recalcular?”

 

El siguiente gráfico discrimina los usos y consumos de la marihuana en Estados Unidos.

 

Vale la pena, insisto, leer el libro de Emilio Ruchansky, Un Mundo con Drogas, publicado por Editorial Debate, cuyas argumentaciones van en ese mismo sentido, y están fundamentadas con una rigurosidad investigativa encomiable.

 

Así describe la situación en México, a partir del fallo de la Corte Suprema, el diario El País, en su Sección Internacionales:

 

“México abre el debate sobre la legalización de la marihuana. Un proyecto de la Suprema Corte propone regular la siembra, el cultivo y el uso recreativo de la droga. Una medida histórica para un país que es el segundo productor mundial de cannabis, después de Marruecos, la cuna del narco más poderoso del mundo y donde desde 2006 la lucha contra el tráfico de drogas ha dejado sembrado de cadáveres el territorio nacional, con más de 80.000 muertos. Aquí les mostramos cinco claves que ayudan a entender el panorama en el que se encuentra esta droga en México”: Hasta cinco gramos permitidos.

 

México despenalizó el consumo de drogas en 2009 y está permitido llevar hasta cinco gramos de marihuana. Todo lo que tiene que hacer esa persona para adquirirla es delito. El Código Penal mexicano establece penas de 10 a 25 años de prisión para quien produzca, trafique o recete sin licencia algún narcótico”.

 

“Las sentencias por el tráfico de estupefacientes pueden llegar hasta los 37 años de cárcel si quien lo realiza es un servidor público, si ha utilizado a un menor de edad para cometer el delito o si éste es la víctima, si se lleva a cabo en centros educativos o si lo receta un profesional del sector salud.”

 

“El Código Penal mexicano establece penas de 10 a 25 años de prisión para quien produzca, trafique o recete sin licencia algún narcótico

 

“México no sanciona el cultivo de peyote u hongos alucinógenos si se demuestra que se usan para ceremonias, dentro de los usos y costumbres de los pueblos y comunidades indígenas.”

 

“En el país hay alrededor de 5,7 millones de consumidores de marihuana, según la última Encuesta Nacional de Adicciones.”

“En Estados Unidos y en el mundo, esta cifra aumenta a 18 millones de usuarios de marihuana, según recoge la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud de Estados Unidos”.

 

“El último reporte sobre drogas de la ONU señala a México como el segundo productor mundial de marihuana (sólo después de Marruecos). También ocupa el mismo puesto en el cultivo global de opio y heroína.”

 

“México y Afganistán tienen las mayores superficies de suelo cultivadas con cannabis en el mundo, ambas con 12.000 hectáreas en 2011. En ese año, Estados Unidos informó que la disponibilidad de marihuana dentro de sus fronteras había aumentado debido a los altos niveles sostenidos de producción en México —su principal cliente—. En Norteamérica se han producido más de la mitad de las incautaciones mundiales de marihuana: un 69% del total global, según el informe de la ONU.”

 

Ganancias millonarias

 

No existen cifras exactas sobre cuánto genera el narcotráfico pero un reporte del Departamento de Justicia de Estados Unidos calculó que los cárteles mexicanos y colombianos obtienen una ganancia anual que ronda los 39.000 millones de dólares por la venta de droga.

 

La Agencia Antidrogas estadounidense (DEA por sus siglas en inglés) estima que la venta ilegal de metanfetaminas, heroína, cocaína y marihuana en Estados Unidos —las cuales se introducen principalmente a través de México— produce una ganancia anual de 22.000 millones de dólares.

La marihuana engrosa las cárceles mexicanas

 

El 60% de los presos mexicanos tienen sentencias por delitos contra la salud. La mayoría ha tenido que ver con el transporte de droga  —por el que las penas rondan entre los 10 y 25 años— y con la posesión (mayor a cinco gramos), según una encuesta realizada a la población interna de las cárceles mexicanas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).”

 

“La mayoría de estos detenidos —el 58% de ellos— fue condenada por tráfico de marihuana. El 27% fue por cocaína y el resto por metanfetaminas, heroína, piedra o crack y medicamentos, todos ellos no llegan al 10% cada uno”.

El CIDE destaca el alto porcentaje que hay en general en los centros penitenciarios de personas sentenciadas por el transporte y la posesión de narcóticos. Esto, según el organismo, sugiere que se ha llevado a cabo una política de drogas "enfocada a detener a traficantes de pequeña escala y a consumidores". Y añade que "implica una enorme carga al sistema y significa el uso de recursos que no son utilizados para perseguir y sancionar conductas delictivas de mayor importancia y gravedad social".

 

México tiene una tasa de población penitenciaria de 204 por cada 100.000 habitantes, ocupando el sexto lugar en Latinoamérica después de Chile, Panamá, El Salvador, Uruguay y Brasil. Chile es el país que cuenta con la mayor población penitenciaria, con una tasa de 318 por cada 100.000 habitantes.

 

Estados Unidos y Uruguay, pioneros en América

 

La regulación para el uso recreativo se ha aprobado en algunos lugares de Estados Unidos, como en los estados de Colorado y Washington, Alaska, Oregón, y en el distrito de Columbia; y en Uruguay.

 

En Estados Unidos cualquier persona de 21 años o mayor puede poseer legalmente desde una onza (28,35 gramos) —en Washington y Colorado— hasta ocho onzas (227 gramos) —en Oregón— de flores secas de marihuana, fumarla en su casa o en espacios privados y compartirla con otras personas.

 

En USA,el cultivo presenta diferentes limitaciones: en Oregón se permiten hasta cuatro plantas para uso personal, pero en Colorado está prohibido y sólo se puede adquirir en tiendas autorizadas o en farmacias con receta médica.

 

En todos los casos es ilegal que alguien menor de edad en el país (menos de 21 años) posea o consuma la planta.

 

En Washington y Colorado los adultos pueden poseer únicamente hasta una onza, pero conducir con más de 5 nanogramos de tetrahidrocannabinol por mililitro en sangre y fumar en lugares públicos, es estrictamente ilegal.

 

En Uruguay se regula la cadena entera de producción y compra de marihuana a través de un sistema de licencias de producción, de comercialización y de abastecimiento personal. Los permisos de uso personal permiten acceder a la sustancia a través de cuatro vías: el autocultivo doméstico de hasta 6 plantas; los sitios de venta autorizados, con un límite de 40 gramos por persona al mes; el uso medicinal con la autorización del Ministerio de Salud Pública y los clubes de cannabis, donde se podrá cultivar en grupo una cantidad de plantas proporcional al número de miembros. Igualmente, se prohíbe la venta a menores de edad, hay penas para quienes conduzcan bajo sus efectos, se establecen sanciones para quienes produzcan sin licencia y, como con el tabaco, se prohíbe el consumo en espacios públicos y cualquier tipo de publicidad.

 

El último informe sobre drogas de la ONU señala que todavía no es posible conocer los efectos en el consumo de estas regulaciones.

 

Pero advierte que, al haber disminuido la percepción de los riesgos y haber aumentado la disponibilidad, "tal vez se incremente el consumo y la iniciación en los jóvenes".

 

Y añade que, aunque esto repercuta en un aumento de los ingresos públicos, se deberá evaluar si esas cifras contrarrestan los gastos en prevención y atención a la salud.

 

En el caso de Uruguay sí se ha observado un retroceso del mercado ilegal de la marihuana. Los consumidores prefieren la artesanal de los autocultivos. La venta en farmacias en el país sudamericano se dará a partir del próximo año.

 

Argentina

 

En Argentina, dificilmente haya espacio para alguna modificación respecto a la actual y paradójica legislación.

Digo, una vez más, paradójica, ya que la convivencia de la Ley 23737, “la Ley de Drogas” sigue vigente, a pesar de haber sido declarada inconstitucional en más de 4 oportunidades, en distintos gobiernos y situaciones, con sus fallos más recordados, y los últimos, Bazterrica y Arriola.

 

Esta  situación, para quienes trabajamos en la Clínica de las Toxicomanías, representa un obstáculo muy concreto en un nuestro quehacer, y sabemos que en pocas semanas, todo volverá a estar en el mismo sitio: criminalización de los usuarios de sustancias.

 

El hilo , una vez más, se cortara por lo más delgado. Espero equivocarme.

 

 

Buenos Aires, 15 de noviembre de 2015

 

*Lic. Laura Gersberg (MN 14613)

 

Equipo Argentino de Toxicomanías

Directora

 

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