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Hacia el 22 de noviembre

Luego del 22 de noviembre, y sea cual fuere el resultado, habrá que analizar en profundidad qué cosas se hicieron mal en el FPV, cuáles fueron la voces que no se escucharon y cuánta incidencia tuvieron los medios para generar un clima de hostilidad hacia el gobierno.

 

Por Luisa Valmaggia*

(para La Tecl@ Eñe)

Escribo estas líneas un día antes del debate entre Daniel Scioli y Mauricio Macri y una semana antes de la segunda vuelta electoral, experiencia inédita para los argentinos que, independientemente del resultado, nos deja la posibilidad de analizar cómo se llegó a esta situación que podría significar la pérdida de las conquistas logradas en estos 12 años de kirchnerismo; conquistas que no se habían visto desde las dos primeras presidencias del Gral. Perón.

 

¿Qué pasó entre el 54% de Cristina Fernández en el 2011 y el crecimiento de Mauricio Macri, que lo dejó a escasos 3 puntos del candidato del FPV en tan solo 4 años?

 

Si hablamos de gestión podríamos encontrar que en la Provincia de Buenos Aires y los municipios (en estos últimos casos con algunas excepciones de buen gobierno) no se realizó una tarea importante de resolución de problemas de larga data. Se podría sostener que hubo una suerte de apenas mantener lo alcanzado.

 

Se debería haber comprendido que los ciudadanos/as, obtenidas algunas mejoras, siempre quieren más y se debería haber explicado en el territorio que las dificultades y crisis mundial impactaron también en la Argentina.

 

El gobierno se concentró más en decir cuáles eran los logros, pero no se ocupó de comunicar qué faltaba, qué cosas se deberían hacer, qué cosas implicaban la profundización del modelo, y descartó de plano muchos de los planteos que provenían de sectores aliados o potenciales aliados en su lógica de confrontación permanente.

 

También quedó expuesta la dificultad del FPV para encontrar un sucesor e instalarlo fuera del apellido Kirchner, y esto sí tiene que ser evaluado a futuro, porque está claro que los líderes no se compran como panes en el mercado, pero si no se construyen e instalan con tiempo y como sucesores, inevitablemente estamos y estaremos en problemas.

 

Y nada mejor para graficar esto que las palabras de una joven militante de la Cámpora, luego del resultado de la primera vuelta: “tal vez nuestras dudas sobre Scioli, candidato del espacio, aún sin ser expresadas verbalmente, fueron transmitidas a nuestros interlocutores”.

 

Scioli ha venido trabajando a lo largo y ancho de la Argentina, se ha reunido con diferentes sectores intelectuales, científicos, de la producción en sus diferentes actividades, economías regionales, de la educación y la cultura. Pero pareciera no haber alcanzado, por los resultados obtenidos en la primera vuelta, para ungirlo candidato en esa instancia.

Y allí aparece Sergio Massa, con la representación de una parte del peronismo nada despreciable y algunos sectores independientes. La actitud de ese votante, en particular los peronistas, dejará expuesta con claridad su pertenencia –de no acompañar a Daniel Scioli- a ese residual de la década del 90 que entregó y endeudó a la Argentina dejando de lado las banderas de soberanía, independencia y justicia social.

 

La UCR por su parte, luego de la caída de Raúl Alfonsín, nunca logró recomponerse y la triste experiencia de la Alianza, como hoy Cambiemos, parece ser no más que una expresión conservadora unida para sacar del gobierno al FPV, pero sin un plan de gobierno explícito para gobernar los próximos 4 años. O en todo caso, se ha transformado en el furgón de cola y expresión territorial, por la cantidad de municipios que tiene y conserva,  del PRO.

 

No es ocioso recordar las frases de Ernesto Sanz haciendo alusión a la AUH, al decir que “sirve para que se vaya por la canaleta de la droga”, o  la reciente declaración de que “si es necesario gobernarán por decreto”.

 

A los “líderes del republicanismo” no se les mueve un pelo por estas declaraciones y tampoco por su socio político Macri,  quien vetó más de 100 leyes salidas de la legislatura porteña, votadas además por sus diputados.

 

Todo esto hace de la realidad política un cuadro increíble, en donde el candidato de Cambiemos puede llegar a gobernar a la Argentina.

 

Queda para una profunda reflexión:

 

¿Qué cosas se hicieron mal en el FPV? Porque está claro que no se pueden poner todas las máculas fuera de la organización, la conducción y el frente.

 

¿Qué cosas no se escucharon, que se vienen diciendo desde hace –al menos con mayor insistencia- hace un par de años?

 

¿Cuánta incidencia tienen los medios en generar un clima de tanto descontento con lo realizado hasta aquí?

 

Son algunas cosas que pasado el 22 de noviembre, y sea cual fuere el resultado, habrá que analizar en profundidad.

Por lo pronto, y aunque esto no sea un partido de futbol, pero sirve como metáfora, se debe jugar hasta el último minuto de los 90 que dura el juego. Abandonar antes sería un error.

 

Un sector de la población incorporó beneficios y derechos junto con un grado importante de conciencia. Otro sector, siente que esos beneficios les correspondían, y ante cualquier canto de sirena que prometa más –aún sin explicitar cómo lo van a hacer- allí depositará su voto.

 

Desde que se ganó por exiguo margen en la primera vuelta y con la instalación mediática que ya se ha perdido, lo que queda por decir es que la única batalla perdida es aquella que no se da, y que por eso la movilización que se ha visto en estas dos últimas semanas deberá ser de ahora en más, gane o pierda el FPV, una constante de la acción política.

 

Buenos Aires, 14 de noviembre de 2015.

 

*Periodista

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