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Peronismo y literatura: los poetas

¿Es posible hablar de la existencia de una “poesía peronista”? ¿Se puede afirmar que existió y aún existe esa taxonimia? Podríamos afirmar que si. ¿Por qué razón? Porque tanto en la etapa fundacional, como en la resistencia, el peronismo no pasó ni pasará desapercibido para la sociedad, y en especial, para la intelectualidad argentina ya que no se puede ser indiferente ante los cuestionamientos al poder que obliga a tomar partido, tanto en lo ideológico como en lo político o cultural.

 

 

Por Rubén Liggera*

Especial para La tecla Eñe

“Él es el gran constructor
De la patria liberada
Y usted la descamisada
Que se juega con valor.
Los dos, uncidos de amor
Son vanguardia en la cruzada.
Las masas emocionadas
Al brillo de ese fervor
Han jurado con honor
Morir en esa patriada.”

 

Homero Manzi,

Saludos de Payadora Doña Eva Perón”, V (1949)

 

 

¿Sería posible hablar de una “poesía peronista”? Quizás resulte más apropiado hablar de poesía a secas, sin aditamentos, ya que las variantes serían ilimitadas: poesía feminista, comunista, homosexual, etc., como existen la gauchesca o  la folclórica, por regiones, por escuelas, por generación y así hasta el infinito.

 

Las clasificaciones son ordenamientos y categorizaciones que hacen los investigadores para delimitar sus campos de estudio. Siempre nos resultan necesarias y prácticas, y aunque el acontecer cultural devenga caótico, superpuesto y multiforme, recurrimos a algún tipo de racionalización para poder “estudiar” un tema o fenómeno artístico.

 

En el caso que nos ocupa, se puede afirmar que existió y aún existe, lo que podríamos denominar una “poesía peronista”. ¿Por qué razón? Porque tanto en la etapa fundacional, como en la resistencia, en la lucha armada de los ´70 o las reivindicaciones  sociales de hoy en día, el peronismo no pasó ni pasará desapercibido para la sociedad, y en especial, la intelectualidad argentina. Porque no se puede ser indiferente ante los cuestionamientos al poder y obliga a tomar partido. Tanto en lo ideológico como en lo político o cultural.

 

Ya sea por la exposición política del artista, por el contenido de su obra o por el artificio literario, en una contextualización histórica, podemos observar la evolución, con marchas y contramarchas, de una serie de poetas afines al movimiento de masas que cambió las relaciones de poder en el siglo XX.

 

Es cierto también que -salvo excepciones- el peronismo clásico no produjo grandes figuras literarias. Pero también lo es porque las clases plebeyas,  sobre todo del interior, no necesitan la experimentación lingüística o las novedades estilísticas -sobre todo de los centros culturales del exterior- para el goce estético. Les bastan la tradición, la transmisión oral, la afirmación identitaria, la autoestima por ser y pertenecer.

 

Más tarde, a partir de la caída del régimen, el exilio de su líder y la maduración política que produce un punto de vista más distante, a partir de 1960 observaremos una  creciente estetización en muchos autores que se consideraron peronistas o en sus proximidades ideológicas sin serlo cabalmente.

 

“Poetas depuestos”

 

La bibliografía existente sobre el tema es escasa. Pocos investigadores se han ocupado del tema.[I]Pero Poetas depuestos. Antología de poetas peronistas de la primera hora,  una selección de Gito Minore aparecida en el 2011 (editorial Punto de Encuentro), viene a cubrir esta falta.

 

La producción poética entre 1945-55, coincidimos con Minore, primero, luego del Decreto 4161 fue silenciada y ocultada, después, calumniada y bastardeada por los gobiernos antiperonistas y finalmente olvidada, de modo que su pretensión como antólogo es nada más ni nada menos que una necesaria “reparación histórica”.

 

Leopoldo Marechal, junto a Nicolás Olivari, José María Castiñeira de Dios y tantos otros fueron apartados del mundo cultural.

 

Dolorido, pero en serena reflexión, Marechal lo expresa de la siguiente manera: “…1º, la ‘ barbarie´ que Sarmiento denunciara en las clases populares de su época se había trasladado paradójicamente a la clase intelectual de hoy, ya que sólo bárbaros (¡oh, muy lujosos!) podían excluir de su comunidad a un poeta que hasta entonces llamaban hermano, por el solo delito de haber seguido tres banderas que creyó y cree inalienables; y 2º, desde 1955 no sólo tuvo nuestro país un Gobernante Depuesto, sino también un Abogado depuesto, un Médico Depuesto, un Militar Depuesto, un Cura Depuesto y (tal mi caso) un Poeta Depuesto”.[II]

 

Como afirma certeramente Carlos Gamerro, Leopoldo Marechal y su Adán Buenosayres (1948) no fueron destrozados por la crítica - con excepción del joven Julio Cortázar- por ser una supuesta imitación del Ulyses de Joyce o por su escatología mansilladora del “buen gusto” de la época, sino, lisa y llanamente por su adhesión al peronismo.[III]

 

De entre todos aquellos poetas “depuestos” merecen destacarse, además de los ya citados, Homero Manzi, Aurora Venturini - joven asistente de Evita, hoy nonagenaria y en plena actividad creadora-, Alfredo Carlino (adolescente testigo del 17 de Octubre), Alicia Eguren (esposa de John W. Coock), Fermín Chávez, Arturo Jauretche, María Granata, Antonio Monti, Claudio Martínez Payva, Antonio Nella Castro, Julia Prilutzky Farny.

 

La mayoría cantó alabanzas a Perón y Evita; el pueblo en busca de su destino fue protagonista de su preocupación poética. Ese fue su pecado, tan imperdonable. Y por tanto, merecedor de castigos ejemplares. Aunque más lacerante que la cárcel y el exilio fueron el desprecio, el silencio y el olvido. Sin embargo, tanta violencia, tanto odio de clase, en tanto propietario de los bienes, del saber y de la cultura dominante amenazada, no pudieron acallar la obstinada memoria del pueblo.

 

Muchos poemas de estos autores fueron publicados en la revista Mundo Peronista o por pequeñas tiradas del sello de la Peña Eva Perón, que reunía desde 1950 a las poetas peronistas en el comedor del Hogar de la Empleada con la asidua presencia de Evita, según relata Minore en la obra citada.

 

Lamentamos no poder extendernos más sobre este tema ya que deberemos ajustarnos al espacio generosamente concedido. Sin embargo, esperamos que el lector sienta curiosidad por conocer mejor a estos y tantos otros poetas “depuestos” en 1955.

 

Los líricos del tango

 

Un capítulo aparte merecen los grandes poetas de la música popular rioplatense, el tango.

 

Es conocido el compromiso con la causa peronista, casi como un martirologio, de Enrique Santos Discépolo. Autor de tangos inolvidables como “Cambalache”, “Cafetín de Buenos Aires” o “Yira, yira”, de obras teatrales y de grandes éxitos cinematográficos; creador del inefable personaje “Mordisquito” para un espacio radiofónico de campaña electoral en la reelección de Perón; falleció en 1951, acosado y despreciado por la intelectualidad porteña.

 

A Homero Manzi, fallecido también en 1951, se lo recuerda por letras de tangos como “Sur” (música de Aníbal Troilo) y “Malena” (música de Lucio Demare); guiones de películas inolvidables del cine nacional como “La Guerra Gaucha” (sobre textos de Lugones) y poemas nunca recogidos en libros. Se destacan por su fervor partidario “Versos de un payador al General Juan Perón”, “Saludos de payador a la señora Eva Perón” y las milongas “Milonga a Perón” y “Milonga a Evita”, escritas en 1949.

 

De origen radical, Manzi participó con Jauretche en la organización de FORJA y luego adhiere al peronismo, en 1947.

 

¿Quién no recuerda los tangos como “María”, “Caserón de tejas”, “La última curda” o “Tinta roja”? Bien, sus letras fueron escritas por Cátulo Castillo, otro poeta, docente, periodista y dramaturgo de raigambre popular y peronista. Fue presidente de la Comisión Nacional de Cultura entre 1954 y 1955.

 

Todos ellos fueron luchadores por los derechos de autor y dirigentes gremiales en SADAIC (Sociedad Argentina de Artistas y Compositores)

 

Estos fenómenos culturales no se dieron por casualidad. Una inusitada promoción social de las clases trabajadoras posibilitó la aparición de artistas, escritores, poetas y músicos de íntima vinculación con el imaginario popular, hayan sido adherentes o no al Partido Justicialista.

 

Por cierto que no todos tuvieron la trascendencia de los “grandes” y muchos “éxitos” de la época hoy permanecen en el olvido. Aunque, indudablemente, imprimieron a esa etapa de nuestra historia cultural un espíritu indiscutible. (IV)

 

Una patada en el culo a la cultura

 

Tal vez estemos ante un momento (re) fundacional en la historia argentina, transcurridos ya doce  años de kirchnerismo, y no nos demos cuenta debido a su proximidad. Lo cierto es que el peronismo se ha transformado en el nuevo siglo con el aporte de viejos militantes y de sectores juveniles. En literatura, conviven figuras señeras como Alfredo Carlino, con supérstites de la generación de los ´90 y nuevos valores surgidos en este milenio; todos y de alguna manera, fueron maltratados por la profunda crisis política y cultural del 2001, cuando se caen a pedazos los paradigmas del neoliberalismo. Corrió mucha sangre por las calles, hubo mucho escepticismo en el aire, sin embargo,  los creadores –como siempre- han renacido igual que el ave Fénix, de sus propias cenizas

 

El poeta Alejandro Rubio, nacido en Buenos Aires en 1967, supone que dentro de tres décadas será rotulado como un  escritor kirchnerista.  Dice: “… yo, Gambarotta, Gonzo (Diego Sánchez), vamos a ser caratulados como escritores kirchneristas”. Porque “La particularidad de la literatura kirchnerista es la de la revancha, el espíritu revanchista llevado a todos los niveles de la escritura y del objeto literario…”, porque “El peronismo es un gran revelador como ideología y como hecho político…”, porque “…por el lado simbólico a mí me simpatiza que el peronismo tenga una relación un poco desvergonzada y desfachatada con la cultura, que sea capaz de darle una patada en el culo a la cultura de vez en cuando…” (V)

 

Tal cual hace ya siete décadas: el “hecho maldito de la política del país burgués” vuelve a incomodar al orden establecido con su prosaica cosmovisión del mundo: “Los domingos / con el solcito /suave/ y las veredas un poco / húmedas/ al despertar / son peronistas. /  Las panaderías son peronistas / Casarse / por iglesia / es peronista. (…) Espiar a tu mamá /cuando se cambia / es peronista. (…) El amor a la madre es peronista. (…) El almacén / improvisado / en la ventana / del living, comedor / que da a la calle / es peronista. (…) Darse vuelta /para mirar /un culo / es un movimiento / peronista. (…) El trapo /de piso / es el lienzo / peronista" escribe el poeta Carlos Godoy - nacido en Córdoba el mismo año que la democracia, 1983- en Escolástica peronista (2013) un  extenso poema con ilustraciones de Daniel Santoro, el artista plástico que ilustra el imaginario peronista. (VI)

 

 

 

Por otra parte, la web 2.0 ha inaugurado un nuevo modo de hacer, difundir y compartir la poesía y la literatura mediante blogs, páginas web y sitios en las redes sociales. Hoy la poesía es urgente y comunitaria. No se necesita prestigio, premios ni fortuna personal para publicar, para eso está el cíber espacio. (VII)

 

Juan Diego Incardona, Washington Cucurto, Fabián Casas, Camilo Blajaquis, Teodoro Boot… Quiénes serán recordados por la historia de la literatura, no lo sabemos. Algunas estrellas fugaces se apagarán sin remedio, otras refulgirán en la noche de los tiempos.[VIII] Porque nadie se propone escribir para la memoria de las futuras generaciones.

 

Mala o buena, con distinta suerte, la literatura sucede. La poesía se derrama por los intersticios de la sociedad, se lee, se disfruta, se comparte. A veces en medio de grandes tragedias, otras, en climas culturales más propicios. Pero siempre con la creatividad y el desenfado al palo.

 

Buenos Aires. 24 de agosto de 2015

 

*Poeta y periodista

 

[I] Merecen destacarse los memoriales de Roberto Baschetti en Presencias textuales del peronismo (2007) y Fermín Chávez con Aquí me pongo a cantar (1993) y Alpargatas y libros (2004). Antecedentes de la época son obras casi inhallables como la Antología poética de la Revolución Justicialista, (1954), de Antonio Monti  y  Ritmos de la Nueva Argentina, (1952), de Miguel Tejada. Una fuente imprescindible es la colección de Mundo peronista.(Colección completa en www.gestar.org.ar)

 

[II] Texto inédito, incluido en la nueva edición de Cuadernos de Navegación, 2008.

 

[III] Gamerro Carlos, Facundo o Martín Fierro. Los libros que inventaron la Argentina, Bs. As, 2015, (Pp.316-347)

 

[IV] Ver Pinsón, Néstor, “Los tangueros del peronismo y sus obras”, en www.todotango.com.ar

 

[V] “El peronismo es un gran revelador”, entrevista de Martín Rodríguez a Alejandro Rubio en Noticias Urbanas, 05.06.10 (www.noticiasurbanas.com.ar)

 

[VI] “En el 2006, cuando escribí el libro,-cuenta Godoy-en el ambiente de la poesía estaban Martín Rodríguez, Alejandro Rubio y Martín Gambarotta. Gambarotta no se define como peronista, analiza el peronismo desde el menemismo, desde el padecimiento de los jóvenes durante ese período. Rodríguez comenzó a pensar el kirchnerismo y Rubio es como un stalinista que tiene la idea de un peronismo soviético que es muy interesante para leerlo y discutirlo. En Córdoba ninguna de estas tres visiones tenía nada que ver con el peronismo o, por lo menos no tenía nada que ver con mi visión del peronismo. El manual surge un poco de eso. Lo que me gustaba de la obra de Santoro es que se traslada a la cocina, al patio, plantea pequeñas escenitas, pequeñas situaciones que no tienen que ver con la cuestión mítica.”, entrevista de Mónica López Ocón a los autores para Tiempo Argentino, 14.07.13; véase también la entrevista concedida a Juan Terranova donde explica la génesis del poema, en  https://sites.google.com/site/la3eraopinion/la-tercera-numero-3/carlos-godoy-y-la-escolastica-peronista-ilustrada.

 

[VII] Por ejemplo: Carlos Godoy publicó “Escolástica” primero en su blog  antes de transformarse en libro (www.eledesubsistencia.com.ar) lo mismo sucede con Juan Diego Incardona que anticipa sus textos en su página (www.elinterpretador.blogspot.com); el “Grupo de poetas K”, es de Tigre (Bs. As.), y tiene más de un centenar de miembros.

 

[VIII] Cfr. “El neoperonismo literario”, en Edwards, Rodolfo, Con el bombo y la palabra, Bs. As., 2014, Pp.333 y ss. El autor intenta realizar un relevamiento que todavía, por su contemporaneidad, resultará parcial e insuficiente. Sin embargo, para quien se interese por el tema, el libro será una referencia ineludible.

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