top of page

La Secretaría de Prevención de las Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) firmó con el Ministerio de Planificación Federal un convenio marco dentro del programa Recuperar Inclusión, que tiene por fin la construcción y el fortalecimiento de sesenta Casas Educativas Terapéuticas (CET) y de ciento cincuenta Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) en todo el país. El plan es crear los recursos para la atención, prevención e inclusión de los chicos que atraviesan problemas con las drogas. Esta política inclusiva pretende garantizar la inserción cultural, educativa y laboral de los niños y adolescentes en pos de la construcción de un proyecto de vida saludable.

 

 

Por Ronaldo Wright *

(para La Tecl@ Eñe)

Hay quienes sostienen que las adicciones —en lo que va de este tercer milenio— se han erigido en la religión de los pueblos posmodernos, además de exponer los costados más siniestros y aberrantes de las sociedades del hiperconsumo. Sabemos que las drogas producen en los niños y jóvenes una fuerte dependencia patológica (física, psíquica y social) que causa un profundo deterioro en todos sus vínculos, ya sean familiares, educativos, laborales, de amistad, etc. aparte de un gravísimo daño a la salud. La droga destruye aquella parte de la estructura cerebral que les posibilita decidir sobre su dignidad, su libertad, su estima e incluso sobre sus derechos.

 

En una nota anterior (ver “Algo sobre Drogas, Pobreza y Niñez”, publicada en la edición nº 43 de La Tecl@ Eñe, correspondiente al bimestre noviembre-diciembre de 2010), decíamos que los pibes pobres de nuestro país conforman un grupo de alto riesgo en lo que a conductas adictivas se refiere. Y afirmábamos que con la cooperación y el consenso de organismos gubernamentales y no gubernamentales, los especialistas de distintas áreas podíamos colaborar para que encuentren un nuevo modo de estar con ellos mismos y de convivir con los demás. Ante tanta deprivación, abrir nuestros corazones para conectarnos francamente con ellos en una especie de parrhesía.

 

Pues, hace muy poco la Secretaría de Prevención de las Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) ha firmado con el Ministerio de Planificación Federal un convenio marco que tiene por fin la construcción y el fortalecimiento de sesenta Casas Educativas Terapéuticas (CET) y de ciento cincuenta Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) en todo el país. El plan es crear los recursos para la atención, prevención e inclusión de los chicos que atraviesan problemas con las drogas. Esta política inclusiva pretende garantizar la inserción cultural, educativa y laboral de los niños y adolescentes en pos de la construcción de un proyecto de vida saludable.

 

Las Casas Educativas Terapéuticas (CET) brindan acogimiento y contención en procura de mitigar —en contextos de alta vulnerabilidad social— el consumo de drogas y/o alcohol, promoviendo acciones de restitución de los derechos a la vida, a la salud, a la educación y al trabajo. Por su lado, los Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) son espacios de contención en los que se realizan diversas actividades de formación, concientización y recreación; con el objeto de generar las herramientas aptas para la consecución de un futuro mejor de los jóvenes. Se trata de dar impulso a la creatividad y al pleno desarrollo tanto cultural como deportivo y artístico.

 

En el marco del programa Recuperar Inclusión y con una inversión final de unos dos mil millones de pesos, se prevé la construcción de cuarenta (40) nuevos espacios y veinte (20) edificaciones refuncionalizadas. Además, se comenzará a trabajar con los clubes, organizaciones sociales e intermedias, iglesias e instituciones religiosas de distintos credos, para así conformar una red de inserción comunitaria para los chicos y jóvenes que se encuentran en situación de fragilidad social. Prevenir con el propósito de anticiparse a los problemas que implica la dependencia a las drogas y estar preparados para evitar los riesgos y las consecuencias que puedan producir en nuestros pibes.

 

Cabe apuntar que se están organizando las denominadas mesas de trabajo Jóvenes por los Jóvenes, pues se entiende que quienes se involucran —cada uno desde su lugar específico— ayudan mucho para que este peligroso flagelo no nos gane la batalla. En tanto, continúa igualmente el programa preventivo de adicciones Quiero Ser implementado hace ya un tiempo en las escuelas primarias del territorio nacional. Por su parte, la SEDRONAR también cuenta con el Observatorio Argentino de Drogas que coordina, recolecta y analiza toda la información a su alcance para ponerla al servicio de las entidades y de los profesionales que trabajan o gestionan en este campo.

 

Seguimos afirmando que las medidas de protección integral de nuestros pibes y adolescentes deben propiciar el fomento de redes intersectoriales, la intervención activa de las organizaciones no gubernamentales y la gestión asociada de los órganos de gobierno con la sociedad civil. Pues la inclusión es el gran articulador comunitario y social. Queda manifiestamente claro que la problemática que une a los chicos con las drogas y la pobreza es de todos, por lo que no tiene que existir ninguna evitación al respecto. Hay que promover y apoyar la participación juvenil, sobre todo a partir de su cada vez más comprometida militancia en los distintos partidos políticos.

 

En conclusión: las adicciones no son una cuestión de salud mental, sino un problema de salud social. Estos son tiempos de poner la mirada en ese otro que está padeciendo y salir a buscarlo… y así entonces poder continuar construyendo futuro para nuestra niñez y nuestra juventud.

 

*Psicólogo Social – Abogado Docente – Escritor

www.ronaldowright.com.ar

Recuperar la inclusión para niños y jóvenes

Triangulation,Florian Kuhlmann. 

bottom of page