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Macri, Davos y la opacidad kirchnerista

La semántica de la opacidad recorre el análisis político que se realiza desde los sectores mediáticos concentrados. En el discurso periodístico más logrado, lo opaco es presentado como sinónimo de una matriz abyecta que exhibe la superposición de capas geológicas de impunidad y corrupción. La cumbre del Foro Económico Mundial en Davos conforma el punto de encuentro donde Macri pondrá en marcha el proceso de re-occidentalización de la Argentina.

 

Por Conrado Yasenza*

(para La Tecl@ Eñe)

La idea de opacidad recorre el análisis político que desde los sectores mediáticos concentrados se realiza en torno a los doce años de gobiernos kirchneristas. Lo opaco como sinónimo de una matriz abyecta, desagregada e identificada, que exhibe la superposición de capas geológicas de impunidad, despotismo, corrupción y barbarie que han hecho del país una extensión territorial revinculada a la antigua idea sarmientina de lo primitivo, de lo oscuro, de lo corrupto por bárbaro. Lo sabemos, esa fue una concepción eurocentrista utilizada para juzgar esas lejanas regiones de Oriente medio como lo no civilizado o el territorio a colonizar.

 

En el discurso periodístico más logrado, es el caso de Carlos Pagni en el diario La Nación, la opacidad kirchnerista configura el árbol de Porfirio por el cual se nominalizan como hechos incontrastables, las estrechas relaciones entre lo político y lo criminal. Así se entronca el narcotráfico, a través del negocio de droguerías que traficaban efedrina, con la financiación de la campaña presidencial de CFK, la investigación y causa judicial que pende sobre la ex mandataria; el triple crimen de General Rodríguez por el cual fueron condenados a reclusión perpetua los hermanos Martín y Cristian Lanatta junto a Víctor Schillaci; Aníbal “La Morsa” Fernández, la conexión de la administración de CFK con el narcotráfico; el nexo de los Lanatta – en particular Cristian - con Aníbal Fernández a través de Andrés Meiszner y el Registro Nacional de Armas; Meiszner, Aníbal, y la organización del Fútbol para Todos - Meiszner reemplazó a Fernández en la presidencia del club Quilmes, y fue arrestado como uno de los sospechosos de los negociados de la AFA con la Fédération Internationale de Football Association (FIFA).

 

El método para enlazar esas terminales delictivas podría ser el pensado por Husserl para el desarrollo de su Fenomenología trascendental. La descripción de un conjunto de actos espurios e intencionales perpetrados por los ex Presidentes de la República, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, le permiten al relato liberal hallar una esencia en común para fundamentar la opacidad distintiva de estos gobiernos: La corrupción política y económica que deriva en misteriosos lazos de desplazamiento geopolítico hacia los territorios geográficos donde lo opaco habita. Hablamos de Irán, India, China, Rusia, Venezuela y México. Ese es el desvío que el kirchnerismo produjo, y con él, el desacople de las relaciones claras, el alejamiento del fulgor occidental.

 

Ese desacople con la región en la cual el poder es el poder global, tiene su punto de imbricación con lo hasta aquí descrito, en otro nombre: Ibar Esteban Pérez Corradi, un ex funcionario del Banco Nación a quien se le atribuye ser el mentor, junto a algunos grandes laboratorios farmacéuticos, del negocio de la importación de efedrina desde India y China, y destinada a México para la producción de drogas sintéticas. A Pérez Corradi se lo vincula con Aníbal Fernández y con el asesinato de los tres “empresarios” que mejicanearon un cargamento destinado al cartel de Sinaloa. No podemos dejar de mencionar que una sustancial parte de estos datos fueron obtenidos tras la irregular entrevista que Jorge Lanata le hizo a Martín Lanatta en la cárcel de General Alvear, en la provincia de Buenos Aires.

 

Estas capas geológicas de corrupción que definen la opacidad que caracteriza al Kirchnerismo, son las mismas que interfieren, según Pagni, tanto en la investigación de la voladura de la AMIA como en la resolución del suicido (inducido o no) del fiscal especial para la causa AMIA, Alberto Nisman, que tanto el gobierno de Cambiemos, como un amplio sector de la justicia – en particular el fuero Federal – y familiares directos del fiscal, su madre Sara Garfunkel y su ex mujer, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, persisten en calificar como asesinato.

 

La semántica de la opacidad, aun en su pretensión de arrojar luz sobre el acontecimiento, puede concluir en una apuesta más del uso del lenguaje para construir un discurso periodístico, de pretensiones científicas, que no busca tender puentes con la realidad, o al menos parte de ella, sino transformarlo en un fin en sí mismo, en una pieza periodística que se torna apoyatura taxonómica para destacar esa percepción o vivencia subjetiva que se tiene de la realidad. En definitiva, lo que Pierre Bourdieu definió como recorte de la realidad.  

 

Esa semántica describe el método geológico de la opacidad kirchnerista. La corrupción que anida en todo el campo de acciones de gobierno del kirchnerismo es sistémica porque es  propia del peronismo. La Nación y Pagni nos informan que el ex Ministro de Planificación Julio de Vido, está involucrado en el pago de coimas por la venta en 2006 de la empresa de transmisión de energía argentina, Transener, adquirida por Petrobras. La acusación fue confirmada por uno de los principales arrepentidos del escándalo de corrupción en Petrobras (petrolão), el ex director del área internacional de la compañía Néstor Cerveró. ¿Con qué otro elemento se refuerza esa matriz de corrupción sistémica? Con la mención de otro ex ministro peronista: Roberto Dromi. Transener fue adquirida por Petrobras en la compra de Pérez Companc en 2002, y esa compra involucró a Dromi. Allí el ADN infernal de lo opaco, esa sangre bárbara que corre por el torrente impío del peronismo, sin distingos. Una inmortal, siempreviva, flor de corrupción.

 

Esta borrascosa cinta de enlaces tiene aún un capítulo final. Representa un momento dramático para la vida popular. La muerte de Néstor Kirchner. En ese trance doloroso es que se produce la ruptura final con un bloque ideológico del que la Argentina, para el pos-neoliberalismo económico y político, jamás debió alejarse. El desacople tuvo aroma a mundo bárbaro. Hugo Chávez, señala Pagni (http://www.lanacion.com.ar/1819853-la-desesperada-busqueda-de-impunidad), fue quien en el momento de mayor debilidad de CFK, indujo a la ex Presidente a acordar con Teherán el memorándum de entendimiento.

 

La impunidad del atentado contra la AMIA es un retrato de la cada vez más deformada institucionalidad argentina. La Presidenta arregló una revisión de la causa con aquellos a quienes ella misma había acusado. Intentó que ese entendimiento fuera convalidado por abogados amigos de sospechosa calidad.”, escribió Pagni.

 

La opacidad del kirchnerismo, aquella que degradó la ya “deformada institucionalidad argentina” es la que une el atentado a la Amia con el tráfico de efedrina y con la muerte del fiscal Nisman.

 

El deber de Macri es, siempre desde la visión liberal financiera, volver a la normalidad, es decir, re-occidentalizar a la Argentina. La cumbre del Foro Económico Mundial en Davos (la pequeña ciudad suiza en la que se encuentra el sanatorio Valbella, modelo de la clínica Berghof, la creación en la que Thomas Mann ambientó La montaña mágica), es ese punto de encuentro donde Macri pondrá en marcha el proceso de re-occidentalización que los grupos de poder junto al liberalismo financiero local, tanto añoran.

 

 

Avellaneda, 19 de Enero de 2016

 

*Periodista. Docente en la Universidad Nacional de Avellaneda. Director de la Revista de Cultura y Política, La Tecl@ Eñe.  http://www.lateclaene.com/

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